A la hoguera

No había querido hacer ningún post sobre la enervante misoginia a la que estamos asistiendo últimamente hacia las mujeres que se dedican a la política (política en partidos, porque muchas mujeres hacemos “política” desde que asumimos que lo personal es político, sin vincularnos a ninguna formación concreta), pero ya estoy un poco cansada, así que descargaré mi rabia feminista por aquí un ratito. Sigue leyendo A la hoguera

Del 7N al 20D

La intensidad de estos últimos meses ha hecho que de nuevo vuelva a tener abandonado el blog pero aprovechando la proximidad de una nueva y decisiva cita electoral voy a intentar plasmar algunas reflexiones.

El 7 de noviembre tuvo lugar en Madrid una manifestación masiva contra las violencias machistas. En torno a 200.000 personas salimos a la calle para pedir un pacto de estado contra la violencia que cada año deja un reguero de casi un centenar de mujeres asesinadas en nuestro país (estadística que no coincide con los datos oficiales pero sí con los de las asociaciones feministas que recontamos todas las formas de violencias de género). Sigue leyendo Del 7N al 20D

Crónicas de verano: lo que pasa en mi piscina

Disfruto del privilegio de vivir en una comunidad con piscina, sí, en esta mierda de mundo en crisis soy una privilegiada, y no por la piscina, sino por tener trabajo, techo y esas cosas que te hacen la vida un poco más fácil.

Cada verano intento bajar a la piscina cuando no hay casi nadie (misantropía veraniega) pero los fines de semana se hace difícil, así que tengo que convivir por un corto espacio de tiempo con un microcosmos que, no sé por qué extraña razón, creo que es un reflejo del mundo exterior. Yo vivo en una burbuja feminista, mis amistades de Facebook (casi 1500) van casi todas en mi onda, estamos contra la violencia, el patriarcado, el capitalismo neoliberal, a favor de la diversidad, de los derechos de las mujeres,… nos cuestionamos el sistema, apoyamos la libertad, la igualdad, la justicia,… en fin, el paraíso. Fuera de la virtualidad, mis redes sociales de apoyo van también en esa línea, conversamos, debatimos, disfrutamos de los pequeños placeres cotidianos como un atardecer o una cerveza con camarones; boicoteamos Mujeres y hombres y viceversa (MHYV) y somos fans de “El Intermedio” o “El Objetivo”, en definitiva, somos de esa gente comprometida con su realidad social y que quiere cambiar el mundo. Sin embargo, creo que somos minoría, una minúscula minoría.

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El “feminismo” invisible de quienes se dicen de izquierdas (o de quienes no están ni a la derecha ni a la izquierda)

En las últimas semanas he asistido perpleja a varios acontecimientos que me hacen cuestionar hasta qué punto los sectores políticos “progresistas” han interiorizado los posicionamientos feministas. El pasado 15 de enero, el programa “La Tuerka”, presentado por Juan Carlos Monedero, tuvo el detalle de dedicar un programa a las desigualdades de género bajo el título “El feminismo invisible” (eso sí, sin ahondar en la violencia machista que parece que eso no es un problema grave para quienes militan en “Podemos”, la desigualdad salarial, la paridad política,… esas cosas sí, la violencia machista no), y así, haciendo honor al título, fueron invisibilizando cosas y visibilizando otras, como la custodia compartida en la voz de Paco Rodríguez de la Asociación de Padres y Madres en Acción (como las mujeres tenemos pocos problemas, en un programa sobre feminismo se le da voz a esta peña, muy coherente todo). Sigue leyendo El “feminismo” invisible de quienes se dicen de izquierdas (o de quienes no están ni a la derecha ni a la izquierda)

Inocentes

Este pasado domingo 28 se celebraba el día de los Santos Inocentes, ese que recuerda la carnicería mortal que supuestamente provocó Herodes a cientos de bebés (según la moderna exégesis e historiografía bíblica se duda de su historicidad, pero allá que dos mil años después lo seguimos festejando con bromas varias); la verdad es que no alcanzo a comprender qué es lo divertido, si que supuestamente Herodes se pasara degollando infantes o si que veintiún siglos después celebremos algo que no sucedió.
Lo cierto es que la fecha del 28 de diciembre me sirve de excusa para recordar a otros/as inocentes. Aquellas niñas y niños que son víctimas silenciadas y olvidadas de las violencias más brutales: las agresiones y abusos sexuales, la violencia hacia sus madres por parte de esos padres (biológicos o no) que deberían amarles y protegerles y que lo único que hacen es torturarles al ejercer violencia contra sus madres en su presencia, porque sí, presenciar violencia de género por parte de menores es también violencia, es tortura, es maltrato infantil, aunque buena parte de la judicatura se empeñe todavía en pensar que un maltratador puede ser un buen padre. Sigue leyendo Inocentes

Orgullo feminista

Hoy es un día histórico. El ministro “que no amaba a las mujeres” ha dimitido. Después de tenernos en vilo desde el 20 de diciembre de 2013 (día en el que presentó el anteproyecto de reforma de la Ley de Salud Sexual y Reproductiva e IVE ante el Consejo de Ministros) y tras meses de lucha y movilización feminista, el gobierno toma la decisión de retirar dicho anteproyecto y Gallardón, cual niño con perreta, dimite. “Si no jugamos a mi juego, no juego”. Pese a la celebración sigo teniendo un sabor agridulce; creo que se trata de una estrategia puramente electoral y que las mujeres le seguimos importando tres pimientos a este gobierno. Que disfrutamos con su dimisión, sí; pero no podemos bajar la guardia. El PP aún mantiene el recurso que interpuso ante el Constitucional y su resolución puede suponer un grave varapalo a los derechos sexuales de las mujeres. Ya se encargó el gobierno y su rodillo de mayoría absoluta de recolocar a sus afines en todos los espacios de poder, incluido el alto tribunal. Y frente a una sentencia del Constitucional es más difícil luchar. Ojalá me equivoque pero tengo la extraña sensación de que el electoralismo pepero quiere transmitirnos la idea de “mira que buenos somos que retiramos la ley”; y si el Constitucional la anula: “ah, no hemos sido nosotros, el gobierno se limita a respetar las decisiones judiciales”, discurso al que nos tienen muy acostumbradxs, aunque luego nunca respetan nada.
En fin, hoy es día de celebración. Dimite (algo que se hace poco en este país) el peor ministro de los últimos tiempos, y no sólo por la contrarreforma del aborto sino por el resto de desaguisados judiciales que ha provocado (anulación de la justicia universal, incremento de tasas,…). Las mujeres estamos contentas y lxs antielección cabreadxs, cosa que me alegra profundamente. Ojalá realmente le pase factura electoral al PP y podamos echar al resto del gobierno. Seguiremos movilizándonos para que eso suceda; nuestra próxima cita, festiva pero reivindicativa, será este próximo 28 de septiembre.
La dimisión de Gallardón ha encubierto que hoy, 23 de septiembre, se conmemora el día internacional contra la explotación sexual y la trata de personas y el día de la visibilidad bisexual, dos aspectos en los que hay que seguir incidiendo, además de continuar reclamando que las mujeres tenemos el derecho a decidir sobre nuestro cuerpo, nuestra sexualidad, nuestra maternidad.
Hoy es un día de alegrías y agradecimientos, gratitud a todas las compañeras que lo han hecho posible, especialmente a las que un frío día de diciembre en Asturias se les ocurrió la idea de impulsar un tren que finalmente ha arrollado a Gallardón y a su nefasto anteproyecto. Gracias a Les Comadres, a Mujeres por la Igualdad de Barredos y a todas las que se subieron (nos subimos) al “Tren de la libertad”, a las que filmaron esa experiencia y han hecho que se conozca a nivel internacional. Hoy es un día de orgullo feminista y quienes hemos contribuido a esta lucha, en mayor o menor medida, nos sentimos tremendamente orgullosas. Además de al “Tren de la libertad” es importante agradecer a todas y cada una de las iniciativas que se llevaron a cabo, a los grupos feministas de todo el Estado, a la solidaridad internacional, a la Plataforma “Decidir nos hace libres”, a Yolanda Domínguez y el registro de nuestros cuerpos; en fin, seguro que se me quedan muchas en mi escasa memoria de pez, pero en este reconocimiento están todas, todas, todas, ¡incluso las que ya no están!
¡La movilización sí es importante, juntas podemos!

¿Formación en género sin perspectiva de género?

No pensaba escribir sobre esto, pero finalmente me voy a lanzar a hacer una reflexión sobre una formación a la que asistí la pasada semana en una Universidad de Verano. Cuando una asiste a una Universidad espera que los contenidos de la formación recibida tengan un nivel alto, bastante alto. Si yo me inscribo en un curso impartido por cualquier mindundi sin acreditación no voy a exigir calidad (de hecho, no me apuntaría), pero si pago 70 € y lo organiza la Universidad sí creo tener derecho a recibir una formación acorde a mis expectativas (que sí, son altas, pero entiendo que al centro productor de conocimiento por excelencia, la Universidad, hay que exigirle bastante).

No voy a identificar el curso pero sí ciertos elementos de su contenido o de las reflexiones que allí se dieron y que como feminista cuestiono. Si yo asisto a un curso sobre género, lo mínimo que espero es que sus docentes tengan una amplia formación en género (la mayor parte la tenían, pero hubo excepciones significativas) y no que me expliquen el complejo de Edipo. Las teorías psicoanalíticas han aportado una visión interesante sobre la construcción de la subjetividad humana y las identidades así como sobre la importancia de lo inconsciente en la vida de las personas, especialmente cuando tales teorías han pasado por una relectura feminista de las mismas (Juliet Mitchell, Julia Kristeva y todas las teóricas de la diferencia, Nancy Chodorow, Mabel Burin,… que, por cierto, no fueron citadas por la ponente que se explayó con el complejo de Edipo.) Mantener la ortodoxia freudiana en el siglo XXI para mí no tiene mucho sentido, y utilizar el complejo de Edipo a la hora de explicar la construcción de las identidades femeninas es algo que, en la actualidad, además de estar desfasado, está sobradamente cuestionado. Si en la triangulación madre – padre – hija, yo pregunto dónde quedan las parejas lesbianas o gays no se me puede responder que:

a)      Bueno, en esas parejas también habrá alguien que esté más tiempo con el/la peque, le dé el biberón, cree más vínculos,… (¡roles de género tradicionales!)…

b)      Cuando a mí se me ponen los pelos como escarpias y digo que hay parejas corresponsables, me dicen que eso es un fenómeno nuevo…

c)       Y cuando yo digo que gays y lesbianas han existido de toda la vida y que sigo sin ver cómo encajan en el complejo de Edipo de las narices, me dicen que… “claro, es que yo no he trabajado eso y de lo que no sé, no puedo contestar”, algo que me parece muy ético (no hablar de lo que no se sabe, cosa que en este país hace muy poca gente), pero insuficiente para un curso universitario.

Segunda “anécdota” del curso que duraba cinco días, al cuarto, y después de tres días mordiéndome la lengua ante la afirmación de que las relaciones de pareja son complementarias (heteropatriarcalmente hablando), pregunté qué significaba eso de la complementariedad porque no acababa de entenderlo; maticé que si yo quería un complemento me compraba un foulard y no me buscaba una pareja y que desde el feminismo se había trabajado mucho para considerar a las personas como seres completas, sin necesidad de “medias naranjas”, y entendíamos que las relaciones de pareja debían configurarse desde la horizontalidad y la igualdad, no desde la complementariedad. Respuesta desde el curso:

a)      “Hombres y mujeres somos complementarios biológicamente, si no, no podríamos tener hijos/as” (yo, al borde de un síncope, vuelvo a insistir en lesbianas y gays, quedé un poco machacona, sí, pero la invisibilidad LGBTI me tocó las narices, y también insistí en que se podían tener criaturas sin necesidad de un coito heterosexual, y además, aunque copulemos ello no quiere decir que seamos complementarios)

b)      Ante mi discrepancia se afirma algo así: “las teorías que rechazan la complementariedad son teorías totalitarias, y los totalitarismos son peligrosos y pueden generar patologías psicológicas importantes”. Ser una persona completa parece que no es muy “cool”.

Conclusión: ¡soy totalitaria y patológica!, así que tras 70 € de matrícula y ni una puñetera carpeta con folios para tomar notas (tuve que protestar a la organización para que me dieran una), he hecho una formación sobre género que no me ha servido para nada salvo para:

a)      Conocer compañeras muy interesantes en el curso, gracias especiales a Mélida por hacérmelo más soportable!

b)      Disfrutar durante una semana del sur de la isla, del jacuzzi del hotel y del buffet libre (algo es algo!)

c)       Ver películas que podría haber visto en Ia red (sí, una sesión del curso se dedicó a ver una película completa y otra a ver fragmentos casi completos). Está bien utilizar recursos audiovisuales, no digo que no, yo lo hago, el cine y la música aportan elementos de análisis importantes, pero cuando dispones de 20 horas lectivas y te dicen que no vas a poder aprender todos los contenidos y no te pueden explicar con detalle debido al escaso tiempo, invertir 4 horas en cine y no en el modelo que se suponía que el curso nos iba a transmitir me parece una organización del tiempo, cuando menos, curiosa. (En mi caso, los recursos audiovisuales los utilizo en cursos de más de 100 horas cuando hay suficiente tiempo para explicar contenidos al detalle).

d)      Aprender que no debo volver a hacer un curso sin rastrear previamente hasta el último dato de sus ponentes y comprobar su sólida formación en género (y reitero que varias la tenían, cierto, pero se “colaron” planteamientos preocupantes).

Puede que alguien piense que soy muy exigente pero me suele hacer ilusión aprender algo nuevo cuando voy a un curso; en este caso, las reflexiones entre las alumnas fue, tal vez, lo más interesante.

Yo aborto, tú abortas,… ellOs no abortan

El 20 de diciembre de 2013 será recordado como el día del mayor ataque a los derechos y la libertad de las mujeres en un Estado democrático. El Ministro de In-Justicia, conocido popularmente como Fachardón, por su especial afecto a los postulados más retrógrados de su gobierno y su tendencia a situarnos en épocas dictatoriales y/o medievales, presentó ante el Consejo de Ministros el Anteproyecto de Ley para la modificación de la Ley Orgánica 2/2010, de 3 de marzo, de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo. Dicho anteproyecto retrotrae a las mujeres de este país a los tiempos más oscuros que se recuerden en materia de derechos sexuales, nos lleva a la clandestinidad, a la desposesión de nuestra capacidad de decidir sobre nuestro cuerpo, a tener que recurrir a nuestro “desajuste” o “desequilibrio” psíquico para abortar,… Y es que para la derecha fascista y ultracatólica que nos gobierna, siempre hemos estado locas, siempre hemos sido ciudadanas de segunda, nunca han querido que tengamos el control sobre nuestra sexualidad y nuestro cuerpo, y ahora la mayoría absoluta les permite evidenciarlo.

Pero antes de hacer un repaso por el retroceso que nos aguarda, recordemos que es lo que tenemos desde hace tres años y, por tanto, qué es lo que podemos perder:

La Ley Orgánica 2/2010, de 3 de marzo, de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo supuso un avance considerable para los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres respecto a la regulación del año 1985. Por un lado, despenaliza la interrupción voluntaria del embarazo (en adelante IVE) al alejar los supuestos del Código Penal y por otro, equipara la legislación española con la de los países europeos más avanzados al introducir plazos y garantizar el aborto libre durante las primeras 14 semanas.

La Ley de 2010, por tanto, no sólo aborda la IVE sino que pone especial énfasis en la educación afectivo sexual como aspecto primordial para prevenir embarazos no deseados. Con respecto a las IVEs, se plantean las siguientes opciones:

a) Interrupción dentro de las primeras 14 semanas a petición de la mujer siempre que se den los siguientes requisitos:

– Que se haya informado a la mujer embarazada sobre los derechos, prestaciones y ayudas públicas de apoyo a la maternidad.

– Que haya transcurrido un plazo de al menos tres días, desde la información aportada y la realización de la intervención.

b) Interrupción por causas médicas:

– Que no se superen las veintidós semanas de gestación y siempre que exista grave riesgo para la vida o la salud de la embarazada y así conste en un dictamen emitido con anterioridad a la intervención por un médico o médica especialista distinto del que la practique o dirija. En caso de urgencia por riesgo vital para la gestante podrá prescindirse del dictamen.

– Que no se superen las veintidós semanas de gestación y siempre que exista riesgo de graves anomalías en el feto y así conste en un dictamen emitido con anterioridad a la intervención por dos médicos/as especialistas distintos del que la practique o dirija.

– Cuando se detecten anomalías fetales incompatibles con la vida y así conste en un dictamen emitido con anterioridad por un médico o médica especialista, distinto del que practique la intervención, o cuando se detecte en el feto una enfermedad extremadamente grave e incurable en el momento del diagnóstico y así lo confirme un comité clínico.

Como criterios comunes a estas opciones, la Ley plantea que la IVE tiene que llevarse a cabo por un médico o médica especialista o bajo su dirección, en un centro sanitario público o privado acreditado y con el consentimiento expreso y escrito de la mujer gestante. En el caso de las menores de 16 y 17 años se rigen también por la Ley 41/2002, Básica Reguladora de la Autonomía del Paciente y de Derechos y Obligaciones en materia de información y documentación clínica, por lo que no requieren autorización familiar. Sin embargo, la Ley de Salud Sexual y Reproductiva e IVE introduce el matiz de que “al menos uno de los representantes legales, padre o madre, personas con patria potestad o tutores de las mujeres comprendidas en esas edades deberá ser informado de la decisión de la mujer”, sin embargo, la propia Ley establece garantías de seguridad para las menores al afirmar que “se prescindirá de esta información cuando la menor alegue fundadamente que esto le provocará un conflicto grave, manifestado en el peligro cierto de violencia intrafamiliar, amenazas, coacciones, malos tratos, o se produzca una situación de desarraigo o desamparo”.

Las garantías que ofrece la Ley 2/2010 son mucho mayores que las que ofrecía la Ley del 85, sin embargo, en estos momentos asistimos con indignación al cercenamiento más brutal que han sufrido los derechos sexuales de las mujeres en democracia, al considerarnos incapaces de decidir sobre nuestro cuerpo y nuestra maternidad.

Los argumentos del gobierno y de lxs “Pro-vida” (como si el resto no defendiéramos la vida, pero la vida con libertad y dignidad), son de lo más peregrinos, veamos algunos ejemplos:

1) “El aborto se utiliza como método anticonceptivo” (Sandra Moneo, Secretaria de Educación e Igualdad del PP dixit) como si las mujeres fuéramos idiotas y no conociéramos los métodos anticonceptivos, como si pensara que la anticoncepción es una cosa sólo de las mujeres, como si no supiera que el aborto no es una decisión fácil para las mujeres, pero sí queremos que sea NUESTRA decisión.

2) “Las menores no deben abortar sin que su familia lo sepa”. Qué poco conoce el PP, tan defensor de la familia que se proclama, las dinámicas familiares. En primer lugar, como ya se ha mencionado, las menores que pueden abortar sin el consentimiento familiar son aquellas de 16 y 17, y siempre que la comunicación del embarazo pueda suponer un riesgo mayor para su seguridad e integridad (avaladas además por la Ley de autonomía del paciente). Todo el mundo sabe (y el gobierno debería saberlo) que en aquellas familias en las que ha funcionado el diálogo y la educación afectivo-sexual, la comunicación del embarazo y el apoyo familiar funcionará, pero en este país todavía existen muchas familias que prefieren abrir la cabeza a una hija antes de enterarse que está embarazada, y claro, esos que defienden tanto la vida, les preocupa la de quien no ha nacido, pero les importa una mierda la vida de una adolescente aterrada, sin recursos, que tema por su integridad física si comunica un embarazo. Con la nueva Ley, da igual, permiso paterno sí o sí (por supuesto, si es el paterno mejor que el materno, el poder del “pater familias”, con el PP ya se sabe).

3) Cuando el peligro para la salud psíquica de la madre tenga causa en una «anomalía fetal incompatible con la vida», será preciso un informe médico sobre la madre y otro sobre el feto, de forma «que quede probada dicha anomalía”. Si la anomalía no es incompatible con la vida, te la comes con papas, quieras o no quieras, que ya conocemos toooooodas las ayudas y los recursos que articula el PP para apoyar a personas (vivas, no fetos) en situación de graves o moderadas dependencias. Ya sabemos la apuesta que ha hecho el PP por fortalecer la Ley 39/2006, de 14 de diciembre, de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las personas en situación de dependencia, ya conocemos la ingente cantidad de prestaciones y servicios para quienes viven con una discapacidad… (mono ironic on).

4) “Es intolerable que haya más de 100.000 abortos al año en España” (Sandra Moneo de nuevo dixit). La Ley de Salud Sexual que promovió el Gobierno de Zapatero ha logrado que los abortos desciendan un 5% en 2012 (datos publicados por “El País”, este 23 de diciembre) Si tenemos en cuenta que en España, habitan en torno a 24 millones de mujeres, de las que 11.088.495  millones (entre 15 y 49 años, datos de junio de 2013, elaboración propia a partir del INE) se encuentran en edad fértil, tenemos como resultado que la cifra de abortos que escandaliza al PP asciende a la friolera de 0,9%!!!, es decir, menos de un 1%. Lástima que el PP y sus acólitos se escandalicen tan poco por las cifras de mujeres (que ya estaban vivas) asesinadas por violencia de género, por las cifras de menores (vivos/as) cuyas familias no les pueden procurar las necesidades básicas porque se encuentran en desempleo (por cierto, porcentaje que sí supone un auténtico escándalo frente a las cifras de abortos), por las cifras de familias desahuciadas, por las de afectadas/os por la estafa de las preferentes,… en fin, por tantas y tantas cifras escandalosas pero que no tocan el útero de las mujeres.

5) La nueva ley garantiza la protección de la vida del “nasciturus”: ¿desde cuándo en este país un puñado de células se considera una persona? (gracias a Mara Hdez. Castro por su reflexión en este sentido, que sé que daría para más) ¿La nueva ley, por tanto, garantizará que desde que una mujer sepa que está embarazada podrá percibir una prestación por ese ser protegido? ¿Podrá el ser protegido comenzar a cotizar para garantizarse una pensión? Se supone que sí, dado que el PP es un firme valedor de la familia y va a garantizar millones de ayudas para garantizar la vida de los y las concebidos/as mientras estén en el vientre materno. Así pues, futuras madres… pillad lo que podáis durante 9 meses porque los años restantes vuestras criaturas las van a pasar canutas en un Estado de Bienestar desmantelado (ah! ¿que tampoco se pilla durante 9 meses? Que sí mujer, que sí, que ya verás que el PP garantiza un sueldo “nescafé” a los/as concebidos/as a partir de ahora). (Modo ironic de nuevo on).

6) Las mujeres como víctimas. Para este gobierno, las mujeres no tenemos capacidad de agencia sobre nuestro cuerpo, Gallardón afirma que las mujeres que abortan son víctimas, no culpables, es un detalle por su parte que sólo envíe al talego al personal sanitario que practique una IVE (fuera de su restrictiva ley) y no nos envíe a las mujeres, sí, todo un detalle que no sabremos cómo agradecérselo. Se me ocurre que saliendo a las calles a manifestar nuestro “entusiasmo” con la nueva ley puede ser una buena opción.

7) El cumplimiento de una promesa electoral. ¿Por qué la única promesa electoral que va a cumplir el PP es aquella que en lugar de extender derechos y libertades los restringe? ¿Por qué la única promesa electoral que va a cumplir el PP afecta justamente a los derechos sexuales de las mujeres? ¿Por qué a lxs fascistas les gusta tanto tocarnos los ovarios?

8) La excusa del “no consenso”. Gallardón se ha llenado la boca diciendo que la ley anterior (la de 2010) fue aprobada sin consenso. Transcribo literalmente lo publicado por eldiario.es el pasado 18 de diciembre:

La actual legislación fue aprobada en el Congreso con los 184 votos del PSOE, IU, ERC, BNG, PNV, NaBai y dos diputados de CIU. En contra, votaron los 158 diputados del PP, UPN, Coalición Canaria, siete diputados de CIU y UPyD. La mayoría del arco parlamentario apoyó la nueva legislación.

Previamente, el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero había creado un comité de expertos en materia sanitaria y judicial y se reunió con asociaciones de médicos, de mujeres, y organizaciones contrarias al aborto. Paralelamente, la Comisión de Igualdad del Parlamento creó una subcomisión en la que durante más de cinco meses cerca de 30 comparecientes propuestos por todos los grupos parlamentarios ofrecieron información en su ámbito de trabajo.

Por el contrario, nada se sabe del comité de expertos que ha elaborado el nuevo texto legislativo. Justicia tan solo ha mantenido una reunión con la Plataforma Nosotras Decidimos, que aglutina más de 200 entidades, entre asociaciones de mujeres, profesionales, sindicatos y partidos políticos, que rechazan el cambio legislativo, así como con las asociaciones que se oponen al aborto. En mayo el Congreso de los Diputados votó una moción que pedía al Gobierno que no reformara la ley de plazos y que esperara al pronunciamiento del Tribunal Constitucional. Quedó patente la soledad del PP con su proyecto: la moción fue rechazada con 172 votos, de PP, UPN y Foro por Asturias, frente a 135 votos a favor y 12 abstenciones.

9) Gallardón, un experto en “la marcha atrás”. La futura ley del aborto situaría a este país a la cola de Europa. 27 países de nuestro entorno funcionan con leyes de plazos, mientras que España volvería a una ley de supuestos de lo más restrictiva, ¡vamos! que estamos cerquita de equipararnos a Malta o al Vaticano, unos sitios muy “progres” como todo el mundo sabe. Hasta la católica Polonia, cuna de un Papa ultraconservador, permite el aborto por anomalía fetal.

10) Y creo que el PP se queda sin argumentos para cambiar la actual ley. No responde a una demanda social, nos va muy bien como está (que podría mejorarse, por supuesto, pero en ningún caso empeorarse como lo pretenden ahora) y hasta los propios organismos internacionales (la OMS, en este caso) ha desaconsejado el cambio con argumentos probados sobre la inseguridad que se produce en las IVEs ante normativas restrictivas. Así pues, si no hay argumentos sólidos que induzcan a una modificación legislativa, ¿por qué el PP se ensaña de esa manera con nuestros derechos? Porque le pone, sencillamente. Porque le pone la dominación y la subordinación de las mujeres a los dictados patriarcales. Porque le pone nuestro sufrimiento (que es lo que va a ocurrir a partir de ahora con el peregrinaje que tendrán que pasar las mujeres hasta lograr “el permiso” para abortar). Por una cuestión ideológica, porque quieren contentar al ala dura y retrógrada, a sus colegas del Opus, a los Kikos o a los “cielinos” (Comunión y Liberación, para profanas/os en la materia), porque nos gobiernan desde las creencias misóginas no desde la defensa de los derechos de ciudadanía. Aquí los únicos derechos que se defienden son los económicos, pero para los/as ricos/as, no os vayáis a creer que el resto de mortales entramos en esa defensa.

Y no sólo no se garantizan los derechos de las mujeres sino que quienes se confabulan para violentarlos son fundamentalmente hombres. Hombres que nos dicen que tenemos que parir, cómo y en qué circunstancias, hombres que forman parte de los “comités de expertos” que asesoran sobre el aborto, hombres que NO abortan, hombres que controlan nuestros cuerpos y nuestra maternidad. Y mujeres del PP y de otras fuerzas conservadoras que son cómplices. Hace tres siglos, Mary Wollstonecraft decía algo así: “algunas mujeres más pareciera que se dedicaran a sacar brillo a sus cadenas que a tratar de sacudírselas”. Si en este momento crucial para nuestros derechos sexuales, las mujeres siguen cómplices del patriarcado flaco favor nos estarán haciendo a las mujeres del presente y a las mujeres del futuro. De ahí, que el Pacto entre Mujeres contra la reforma de la ley del aborto, promovido por las compañeras feministas de Alicante, sea una estrategia importante que debería sumar al mayor número posible de mujeres. ¿Serán capaces de suscribir un pacto de género por encima de la disciplina de partido? Ya se están escuchando algunas voces discrepantes de mujeres dentro del propio Partido Popular (cada vez más impopular), pero serían necesarias muchas más.

En estos momentos tenemos un reto importantísimo: hacer visible un rechazo social masivo a este ejercicio de violencia estructural contra nuestros derechos sexuales, y hacerlo no sólo desde las organizaciones feministas que históricamente hemos defendido el derecho de las mujeres a decidir libremente sobre nuestro cuerpo, sino lograr que a nuestra lucha se sumen otros colectivos y personas a título individual, mujeres y hombres que se comprometan en la defensa de la libertad de elección, en la defensa del aborto y en la defensa de la vida, porque tan legítimo es que una mujer quiera abortar si lo desea como que una mujer quiera ser madre y llevar a término su embarazo en las mejores condiciones posibles; porque tan legítimo es que una mujer quiera abortar como que se garanticen los derechos de ciudadanía para las personas ya nacidas (algo a lo que quienes dicen defender la vida le dan muy poca importancia). Porque en un Estado de derecho, “Decidir nos hace libres”.

NOTA: Este post está escrito desde una profunda indignación. He intentado ser lo más correcta posible, pero aún así soy consciente de haber utilizado «tacos» y formas un tanto irreverentes, pero qué coño! Estoy hasta el «ídem» de que el PP nos reprima, mientras la ley-mordaza no censure mi blog, seguiré expresando mis ideas.

Para más información sobre las acciones que se llevan a cabo para defender el derecho al aborto, pueden visitar la web de la Plataforma «Nosotras decidimos«, a quienes hay que agradecer su denodado esfuerzo por garantizar nuestros derechos, los de TODAS! (de los que se aprovechan quienes inicialmente los rechazan).

Servilletas versus compresas… o la necesidad de incorporar la perspectiva de género al Trabajo Social.

(Tranquilidad, explicaré el porqué del título algo más abajo, sigue leyendo).

Hace algo más de cinco años nació este blog, justamente a raíz de comenzar como profesora del Departamento de Trabajo Social y Servicios Sociales de la Universidad de La Laguna, cubriendo la baja de una compañera. Mi experiencia docente duró 7 meses, pero en ese breve espacio de tiempo luché por incorporar el género y las políticas de igualdad en el proceso de construcción del nuevo Grado en Trabajo Social, además de introducir en mi asignatura de forma transversal y específica dichos contenidos. En todos estos años no había escrito ningún post específico sobre mi profesión, ni sobre Servicios Sociales,… Este blog estaba más centrado en activismo feminista y opinión política. Hoy haré una excepción, que espero que no sea la última, y voy a hablar de Trabajo Social, de Servicios Sociales, de crisis, de mujeres, de decisiones técnicas, de voluntades políticas,…

Llevo alrededor de 20 años de mi vida laboral trabajando con grupos de mujeres, también con grupos mixtos, pero fundamentalmente con mujeres, escuchando sus vivencias, alegrías y tristezas, violencias y procesos de empoderamiento,… Hasta este contexto de mal llamada crisis (de lxs pobres, y enriquecimiento indecente de lxs ricxs), los malestares expresados en los grupos con los que había trabajado no tenían demasiado que ver con la cobertura de las necesidades básicas de subsistencia, y aunque siempre había situaciones de precariedad económica importante, hasta ahora no se habían manifestado de forma tan lacerante. Llevo las últimas semanas trabajando talleres de empoderamiento con mujeres que se pasan la primera media hora del taller manifestando su ansiedad por saber cuándo cobrarán la PCI (Prestación Canaria de Inserción) y cómo se organizan para ir a recoger las bolsas de alimentos que determinadas ONG reparten “graciablemente” como en los mejores tiempos del Auxilio Social, y así me voy enterando de cosas que creía que jamás tendría que escuchar como profesional del Trabajo Social.

Yo pensaba que vivía en un país que había alcanzado un sistema público de Servicios Sociales universal, público, que consideraba los derechos de ciudadanía un pilar básico de nuestro desarrollo democrático. Pensaba, ingenua de mí, que las personas tenían derecho a vivir con dignidad sin tener que mendigar un plato de comida o sin ser obligadas a realizar determinadas “contraprestaciones” por acceder a ese derecho, pero me equivoqué. En estos momentos, cuando está en cuestión el Sistema de Servicios Sociales, si se aprueba finalmente la Ley de Racionalización y Sostenibilidad de la Administración Local, cuyo colmo de la “racionalidad” es destruir la descentralización de los Servicios Sociales, eliminar competencias municipales, suprimir derechos de ciudadanía y dar un tiro de gracia al ya maltrecho sistema de Servicios Sociales, todavía hay en mi profesión gente que se empeña en gestionar las migajas que el sistema tiene a bien repartir entre sus pobres, como si fueran suyas propias y les fuera la vida en ello.

Una que no ha trabajado en la vida en Servicios Sociales (sí, ya me pueden poner a caldo por este post), pero que lleva 23 años de trabajadora social por la vida, se asombra cuando le cuentan que para recibir una mierda de prestación de alrededor de 500 € tienes poco menos que tener un Máster en cumplimiento de obligaciones con la Administración: no vale con que estés apuntada al paro y buscando activamente empleo, no vale que tengas a tus hijos e hijas escolarizados/as correctamente y te preocupes por su educación y por su seguimiento sanitario,… además, se te “obliga” a formarte, a obtener el Graduado, a ir a talleres de todo tipo (te interese o no su contenido,…) y ¡pobre de ti como no lo hagas! Además curiosamente, cuando las usuarias de los Servicios Sociales y las demandantes de prestaciones son mujeres parece que recae sobre ellas mayor peso de obligaciones que sobre el resto de miembros de su familia, que también se benefician de la prestación pero no contraen las mismas obligaciones que ellas. Conozco demasiados casos de mujeres desbordadas mientras sus parejas pasan los lunes (y los martes, los miércoles, los jueves,…) al sol.

Es muy triste escuchar que una mujer le diga a su Alcalde: “contrate más trabajadoras sociales, pero que sean buenas”. La percepción que tienen muchas mujeres de sus trabajadoras/es sociales de referencia, en ocasiones, es un tanto negativa, transmiten la idea de ser unas personas que les tramitan unas ayudas pero que desconocen lo que está viviendo realmente esa familia, que no sabe cómo podrá acudir a una entrevista de trabajo porque no tiene bono de transporte, que no sabe cómo va a mantener la medicación que requiere su hijo en la nevera porque le van a cortar la luz, que no puede cubrir la alimentación de una hija celíaca porque los productos específicos son muy caros y no todas las ONG contemplan la diversidad de dietas alimentarias,…

Sí, lo sé, me consta que los Servicios Sociales están desbordados, que hay magníficas/os profesionales en estos servicios que no dan abasto con las demandas, que cada vez se trabaja en unas condiciones de mayor precariedad, que la gente se “quema”,… pero también me consta que hay un malestar de muchas usuarias por el trato recibido por parte de personas que trabajan para la Administración Pública (y no sólo compañeras/os de profesión). El otro día me comentaba una mujer que no entendía cómo otra mujer (trabajadora social) no entendía su situación, y es que cuando no llevamos puestas las “gafas de color violeta” a veces nos puede resultar difícil entender historias vitales de nuestras congéneres.

Y hablando de la perspectiva de género, resulta paradójico (y lamentable) que la dispensación de víveres de primera necesidad para las familias sin recursos incluya servilletas entre esos productos pero no incluya compresas o tampones. Yo estoy segura que en las familias más pobres dispondrán aunque sea de un mísero trapo para limpiarse las manos, pero ¿alguien se ha planteado que las mujeres menstrúan y que en una familia de tres mujeres (ej. madre y dos hijas adolescentes) se pueden dejar un dineral, que no tienen, en compresas? Hace poco mujeres con las que trabajo se quejaban de esa situación y yo me quedaba ojiplática porque no entendía cómo era posible que algo tan obvio no se contemplara desde determinados Servicios Sociales (no pretendo generalizar, igual hay Ayuntamientos que sí lo contemplan). Este ejemplo, quizás un poco “tonto” pensarán algunas personas, viene a demostrar que nos llenamos la boca hablando de “la perspectiva de género” (últimamente es lo “políticamente correcto”) y a la hora de su concreción práctica seguimos trabajando desde modelos androcéntricos.

Podría citar muchos más ejemplos, pero ese artículo se haría interminable. Quisiera concluir con una reflexión: ya que hemos vuelto a la época del asistencialismo, del reparto de alimentos, de crear “despensas” promovidas por la Administración Pública, al menos háganlo de la mejor manera posible, joer, es tan fácil como entender que las “familias” tienen género, están compuestas por niñas, niños, chicas, chicos, mujeres, hombres, con necesidades diversas y específicas por razón de género. Ya que gran parte de la población de nuestro país se ha visto abocada a mendigar derechos, los poderes públicos deberían ofrecerlos en las mejores condiciones de dignidad, justicia e igualdad posibles.

Y ya que desde el Trabajo Social parece que no tenemos suficiente poder para poner patas arriba este sistema injusto, empoderemos al menos a la ciudadanía para que de una vez por todas esta simulación de democracia les estalle en la cara a quienes nos desgobiernan y saquean, y los derechos no sean algo utópico que una vez vivimos, sino sean la realidad de un país que se nombra a sí mismo como “estado social y democrático de derecho.”

De brujas y hechiceras a curanderas y santiguadoras: el poder coartado de las mujeres canarias

Navegando por la red he descubierto que un reportaje mío que escribí hace más de 15 años, en mi época de «intrépida periodista», ha sido plagiado y andan algunos tíos por ahí arrogándose el derecho de su autoría con toda la desfachatez y poca vergüenza del mundo. Sólo una web, el Portal Afrikanista, ha tenido el detalle de respetar mi nombre. Publico de nuevo ese artículo en mi blog, no sólo para dejar bien claro quién fue su autora, o sea, yo, sino porque a raíz de un intercambio de mensajes en Facebook, decido recuperar a mis queridas «brujas» de antaño. Así pues, aquí va (literal, tal y como se publicó entonces, sin modificaciones que hoy, sin duda, haría, pero he decidido respetar el original):

 

La construcción androcéntrica de la Historia por parte del sistema patriarcal en el que vivimos ha supuesto un sesgo fundamental en la visión que se ha transmitido de las mujeres a lo largo del tiempo. Las gestas y hazañas que han ido construyendo el devenir de los pueblos han sido transmitidas por hombres que han realzado las virtudes de sus coetáneos olvidando a la otra mitad de la humanidad. La presencia de la mujer en la Historia se vio limitada hasta hace bien poco a hechos tan reprobables como el que relatamos aquí. Ahora que está tan en boga el resurgir de lo femenino, nos adentramos en la historia de las brujas y hechiceras canarias, para descubrir otra visión, sorprendente, que difiere en grado sumo a la contada por los estudiosos de la época.

«El escribano de la causa observó que tenía en la espalda una señal de bruja, a lo que ordenó el gobernador: pues que es bruxa, denle tormento, pues tiene señal de bruxa. Se negó, muy valientemente, a declarar. Pero, sometida a un brutal tormento – el potro, la toca y la polea, con pesos colgando de sus pies-, acabó confesando los hechos propios de la acusación que se le hacía: pacto con el demonio, que se le aparecía en forma de camello garañón y al que besaba el pie; volar por los aires, echando alhorra sobre los campos; chupar niños, abriéndole el demonio las puertas; untarse con un ungüento blanco que hacían con tútano de perro y sebo y tútano de camella y cabra, y con otro verde que el diablo les daba.» Lucía de Cabrera (Lanzarote, 1577), autora de la confesión que cita Francisco Fajardo Spínola, estudioso del tema, se retractó de la declaración que obtuvieron los inquisidores a través del tormento alegando que lo dijo con miedo y fruto de la tortura. Murió poco después como resultado de ésta.

La caza de brujas en Canarias no fue tan masiva como en la vieja Europa, pero sí digna de estudio por las variantes que introduce. El caso de esta mujer es paradigmático; recoge en la confesión la mayor parte de las atrocidades de las que se acusaba a las brujas, pero aderezadas con elementos culturales propios: el diablo convertido en camello, por ejemplo o el tuétano y sebo de camella y cabra, animales propios de la isla.

Las noticias sobre la brujería y hechicería en las Islas Afortunadas fueron analizadas por muchos estudiosos partiendo de sus propias creencias y prejuicios. Pese a que el Archivo Histórico Nacional y el Archivo del Museo Canario recogen numerosos procesos contra mujeres acusadas de superstición (amplio epígrafe donde tenían cabida la brujería y la hechicería), la interpretación dada al fenómeno lo aleja en ocasiones de la raíz canaria para situar todas las culpas en las moriscas, esclavas africanas, berberiscas y/o peninsulares que poblaron las islas después de la conquista. «(…) fueron estos moriscos de Berbería los que infestaron, moral y espiritualmente, los hogares de cristianos viejos, verdaderos adalides de la fe católica. (…) Las moriscas fueron las que más relajaron y envenenaron el ambiente social y religioso con sus prácticas, conjuros, ligamentos, maneras de vivir, etc.» (Sebastián Jiménez Sánchez, 1955). Y si bien es cierto que la influencia de estos colectivos fue notable, no podemos olvidar la historia y la tradición mágica que tenía lugar en Canarias antes de la llegada de los conquistadores con su cruz y su espada.

Las crónicas de los historiadores nos han transmitido una visión de las mujeres aborígenes bastante peculiar. Desde los oráculos de Tamonante y Tibiabín en Fuerteventura hasta la combatividad de las mujeres palmeras, nos encontramos con una gran variedad de relatos que ponen de manifiesto el significativo papel que desempeñaron las mujeres en la conquista. La presencia de éstas en los ritos mágico-religiosos también es destacable, y así nos encontramos en Gran Canaria con la existencia de las «maguadas» o «harimaguadas», lo que nos habla de una tradición en la que el culto a la fertilidad y los ritos de purificación están presentes en la vida cotidiana.

En definitiva, en Canarias nos encontramos ante un caso, no de matriarcado, pues no existía esa desigualdad entre hombres y mujeres propia de la cultura patriarcal, sino de matrilineazgo y matrifocalidad. La herencia se transmite de la madre a los hijos, el derecho de propiedad es de titularidad femenina, se adora la diosa madre de la fecundidad y de la tierra (ejemplos arqueológicos como el ídolo de Tara así parecen confirmarlo), se exalta la maternidad y la mujer goza de las máximas libertades en el terreno sexual. Nada obliga a la mujer a guardar fidelidad conyugal ni existen los mismos conceptos de virginidad, castidad, repudio y legitimidad de los hijos que podían tener los conquistadores.

Después de la conquista y tras el exterminio de gran parte de la población aborigen, la mezcla de razas fue evidente, pero aún así pervivieron muchas costumbres y tradiciones, por las cuales fueron satanizadas muchas mujeres y acusadas de brujas. Tengamos en cuenta que la conquista de Canarias finalizó en los inicios de la caza de brujas en Europa. Y aquí no nos íbamos a quedar atrás.

La misoginia Europea

La ola de terror misógino que asoló fundamentalmente Europa, aunque también afectó a América (recuérdese si no a las «brujas de Salem»), durante los siglos XVI, XVII y XVIII no tiene una fácil explicación, pero demuestra hasta qué punto los hombres ejercían el poder sobre las mujeres, qué grado de sadismo sexual y violencia llegaron a emplear en sus torturas y hasta qué punto el miedo y el odio se convirtió en el principal acicate de la mayor matanza de mujeres de la historia, por una causa diferente a la guerra. Si a eso le añadimos los cambios económicos, políticos y religiosos (la Reforma y la Contrarreforma) que sufría Europa ya tenemos preparado el contexto.

Los aquelarres, los pactos con el diablo, los niños a los que les chupaban la sangre, las cópulas con el demonio,… fueron la excusa perfecta para el ensañamiento de los jueces, inquisidores, torturadores, carceleros,… sobre mujeres «viejas, pobres, analfabetas, viudas y curanderas». Ese quizás fue el mayor delito, ser mujer con esas características. Se calcula que cien mil mujeres pudieron haber sido ejecutadas, y si bien entre un 10% y un 20%, según las poblaciones, de acusados fueron varones, más del 80% fueron de sexo femenino. Pero al margen de las ejecuciones nos quedan otros cientos de miles de mujeres (se calcula que más del doble de las ejecutadas) desterradas, multadas, humilladas y estigmatizadas con el sambenito de bruja.

El control sobre sus cuerpos, especialmente sobre la sexualidad, la marginación del mundo productivo y la desvalorización de sus conocimientos médicos fueron estrategias empleadas para sumir a las mujeres en la más absoluta indefensión y soledad frente a terribles acusaciones. Sin embargo, hoy hemos de agradecer a aquellas mujeres los conocimientos que nos legaron y la simiente que sembraron en otras mujeres en la búsqueda de nuestro poder: el uso de plantas como la belladona, el cornezuelo, la dedalera,… con fines terapéuticos, la capacidad de curar y curarnos a nosotras mismas, la posibilidad de elegir nuestras vivencias sexuales, la libertad de asociarnos y la posibilidad de acceder al mundo laboral. El ansia de libertad e independencia hace tres siglos lo pagaron muy caro…

Hechicería y brujería: el exterminio del poder femenino.-

Judíos, portugueses, moriscos, esclavos africanos, castellanos, andaluces,… toda una mezcla de gentes y costumbres fue a poblar las islas una vez finalizada la conquista. Si a eso le añadimos la posterior influencia de países de América como Venezuela, Cuba o Brasil, fruto de la emigración de canarios allá nos encontramos con una tradición curanderil sincrética en la que perviven elementos aborígenes (quizá los más escasos) con elementos europeos (cristianos), africanos y latinos. Todo un cocktel explosivo para unas islas mágicas y estratégicas.
Entre 1499 y 1714 fueron denunciadas por hechicería 1.136 mujeres frente a 109 hombres. El término bruja no aparece hasta 1529, y aunque no parece establecerse una delimitación clara entre las brujas y las hechiceras, parece que hay rasgos de las brujas (volar, chupar las sangre de los recién nacidos,…) que las hechiceras no los practican. Aunque ambas prácticas son consideradas maléficas, por los inquisidores, la hechicería puede tener un carácter benéfico y curativo, aunque lo más normal es que se utilice para atraer o conservar el amor de una persona, para adivinaciones o curaciones. La brujería, quizás derivado de la histeria colectiva y misógina que recorría Europa, se la consideraba instrumento del demonio. Satanás campaba a sus anchas por la Tierra y las brujas eran sus servidoras. Claro que, nada más lejos de la realidad.

La mayor parte de las mujeres procesadas por hechicería o brujería fueron de baja condición social, de mediana edad y de grupos étnicos marginados, siendo arrancadas muchas de sus confesiones a través del tormento, con lo cual se puede afirmar que son los jueces inquisidores los creadores de la confesión. Si bien se llegó a generar un miedo colectivo ante las presuntas brujas o hechiceras no se produjeron explosiones de histeria ni persecuciones masivas como en la vieja Europa, aunque la Inquisición jugó un importante papel moderador en este sentido.

En general, tras el delito de superstición se escondían aquellas prácticas relacionadas con la magia amatoria, la adivinación o la sanación, aunque en el siglo XVIII la hechicería se torna más siniestra y se la relaciona con toda suerte de maleficios. Los supuestos pactos con el diablo empiezan a proliferar, aunque también podemos encontrar referencias interesantes desde el siglo XVI. En la visita que realizamos al Museo Canario en Las Palmas de Gran Canaria, tuvimos la oportunidad de tener en nuestras manos cientos de legajos sobre procesos inquisitoriales y cuál no sería nuestra sorpresa al comprobar la existencia de un patrón prefijado en las acusaciones. Si comparamos procesos distintos vemos que se repiten las mismas: «menosprecio del sacramento del bautismo, pacto con el demonio en forma de camello o cabrón negro, chupar la sangre a bebés, mujer pertinaz que creía en los engaños del demonio, estropear las cosechas». Estas acusaciones, hechas al mismo tiempo contra Lucía de Herrera y Lucía de Cabrera (dos mujeres diferentes pese a la coincidencia en el nombre) motivaron la muerte de la segunda víctima de la tortura, el uno de enero de 1578, siendo enterrada por mandato del Inquisidor en el hospital donde falleció. Lo curioso de ambos casos es que en la acusación de chupar la sangre a un bebé no citan ningún dato de identificación del bebé ni de su madre, simplemente hablan de «una mujer parida de 6 días». «A la hora de media noche poco más o menos estando las puertas de dicha casa cerradas, una hacienda en el campo, la dicha Lucía de Cabrera juntándose con el demonio se fue para la casa (ilegible) el dicho demonio abrió las puertas del aposento donde la dicha mujer parida estaba (ilegible) y viendo ocularmente la dicha mujer que la dicha Lucía le chupara su criatura no pudiendo menearse a quitársela, le dijo muchas veces con ruegos que no le chupara su criatura y (ilegible) hasta tanto que (ilegible) dejósela ya chupado la dicha Lucía de Cabrera». El patrón prefijado de acusaciones motivó que muchas de las confesiones se ajustaran al mismo. Las mujeres presionadas por la tortura, el escándalo, el aislamiento social, la falta de apoyo de su entorno,…declaraban lo que el juez quería escuchar.

Un elemento importante en la cultura canaria son los bailes de brujas. Todavía perviven en nuestra geografía lugares con nombres alusivos a esos supuestos encuentros de mujeres que danzaban y cantaban por nuestros montes (El Bailadero en Tenerife, El Llano de las Brujas en La Palma,…). Las palmadas y las patadas en el suelo formaban parte de algunos rituales de magia amatoria y de conjuro de males:

«Con dos de veo

y con cinco de encanto,

la sangre te bebo,

el corazón te parto,

que hagas lo que te mando,

como mando la suela

de mi zapato»

(Y se dan tres patadas en el suelo)

Las oraciones, producto del sincretismo religioso, son sumamente utilizadas también para conjurar maleficios, males de ojo, y también, cómo no, para amarres de parejas. Las más comunes son a Santa Marta, a San Silvestre o a las ánimas del purgatorio.

 «Marta, Marta, la que los vientos levanta

la que los Diablos encanta

la que guiso los vinos a los finados, la que quitó los dientes a los ahorcados

La que desenterró los guessos a los enterrados

La que con Doña María de Padilla trato y conversso

La que los nueve hijos pario y todos nueve se le desminuyeron…

Asi como esto es verdad, me bayas al coraçon de Bartolomé Guerra y me le quites tres gotas de sangre donde quiera que estuviere melo traygas presto corriendo volando donde yo Margarita estoy assi me lo amarres y amanses y me le pongas el amor en su coraçon, paraque me quiera, y en su memoria me tenga que no me pueda olvidar de noche ni de dia donde quiera que estuviere, para que ninguna mujer donde quiera que estuviere no tenga sosiega ni pueda comer ni dormir sino fuere conmigo ni pueda tener otra mujer»

(Extraído literalmente de la Colección Bute, «The inquisition in The Canary Islands», del proceso a Catalina del Castillo, hechicera de La Gomera).

Y finalmente, las hierbas, plantas, minerales,… cualquier elemento que tuviese poder de sanación era utilizado por las supuestas brujas con fines terapéuticos. Quizás ha sido este conocimiento el que más ha pervivido en Canarias hasta la actualidad y el que se ha transmitido de generación en generación y ha sido aprovechado por nuestras modernas sanadoras, curanderas y santiguadoras.

La pervivencia de la tradición: curanderas y santiguadoras.-

Afortunadamente, las islas Canarias aún conservan vivas algunas tradiciones entre las que destaca la del curanderismo. En todas nuestras islas nos encontramos con mujeres con conocimientos en medicina popular, «yerberas» sabias que identifican las mejores plantas medicinales para ser aplicadas en las más diversas dolencias. La aplicación de hierbas y los rezados o santiguados son las técnicas más empleadas por las «brujitas» modernas, aunque la mayoría de estas mujeres desechan el término bruja porque lo consideran peyorativo. Ese es otro de los triunfos del sistema patriarcal: el dotar de significado negativo un término que encierra la sabiduría medicinal de las mujeres.

Dicen que la esencia más pura va en tarro pequeño y parece ser que en algunas personas también se cumple esa máxima. Carmencita es una mujer menuda y alegre que destila bondad por todos sus poros, y una de las mejores santiguadoras que perviven en la isla de La Palma. Con casi sesenta años, lleva 17 atendiendo sin apenas descanso, de la mañana a la noche, a los cientos de pacientes que pasan por su casa. Hombres, mujeres, niños, niñas, jóvenes o viejos, del lugar y de fuera, se acercan hasta las puertas siempre abiertas de esta mujer para ser tratados de diferentes dolencias. Fundamentalmente, problemas de estómago, «nervios, stress, hoy en día la gente vive muy rápido, no se conforma con lo que tiene, hay mucha ambición, por eso enferman muchos». Aquí en Canarias, eso se conoce como las madres descompuestas (para las mujeres) o el pomo virado (para los hombres). «Yo en realidad lo más que hago es dar masajitos en la barriga, aunque también curo erisipela, herpes o culebra,… hay muchos médicos que me mandan gente». Como vemos, la tradición popular convive con la medicina tradicional. Cuando le preguntamos a Carmencita si no había encontronazos entre ambas prácticas comenta que «la mayoría de medicinas se obtienen de plantas, además a veces es mucho mejor una buena tacita de ruda que una pastilla». Pero también, ella deposita gran parte de la responsabilidad del cambio y la mejoría en el paciente, especialmente en los casos de nervios; «un psicólogo o un psiquiatra te pueden ayudar, pero como no te ayudes tú no hay mucho que hacer, la mejor ayuda es una misma». Aunque Carmencita piensa que esa facultad de sanar nace con la persona, lo cierto es que ella aprendió de su tía Juanita, ya fallecida, gran parte de sus conocimientos, «yo me crié viendo lo que hacía mi tía y ahora yo hago lo mismo que ella». Juanita fue otra de las grandes curanderas o sanadoras de la isla. Hemos podido recoger numerosos testimonios al respecto, incluyendo el de quien esto escribe, que pasó por sus manos a la edad de dos añitos para ser curada de «susto», un mal muy común al parecer entre la población infantil canaria. Los síntomas se traducen en inapetencia, vómitos, mareos, temblores y tristeza.

Volviendo a Carmencita, una de sus peculiaridades es que no cobra a sus pacientes, ella opina que «si puedes hacer el bien no hagas el mal, si haces el bien te encuentras más satisfecha tú, yo me encuentro muy bien cuando doy a los demás, cuando procuro la sonrisa de un niño o de un enfermo, para mí ese el mejor regalo».

Carmencita es un perfecto ejemplo de las ya escasas curanderas tradicionales. Las mayores nos han ido dejando, pero algunas jóvenes intentan retomar esa sabiduría ancestral. En La Palma también tuvimos la oportunidad de entrevistar a una de esas mujeres jóvenes que a sus 33 años también practica viejos santiguados:

Para quitar el sol, es decir, la enfermedad debida a la exposición prolongada a los rayos solares, se pone un paño doblado sobre la cabeza del paciente y encima una vaso con agua mientras se hacen cruces en ella y se reza:

 «Sol, sol, vete al sol,

deja a (nombre del paciente) su resplandor.

Hombre santo nómine,

quita el sol y aire si hay.

Así como el mar no está si agua,

ni el monte sin leña,

ni el cielo sin ti,

rosa de Cristo,

coge tus rayos

y vete de aquí»

(Se tiene que rezar un Credo al terminar y repetir durante 3 días).

 Para quitar el mal de aire, nuestra joven sanadora se sienta delante de la persona afectada y con una escoba haciendo la señal de la cruz, va barriendo hacia fuera y rezando:

«Aire yo te barro de las carnes de esta criatura (nombrar las partes malas) y de todo el cuerpo que tiene esta criatura, con la escoba que barro la basura, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Salga el mal y entre el bien».

(Se tiene que rezar un Padrenuestro 3 veces durante 3 días).

La medicina oficial canaria aún sigue preguntándose cómo funcionan los santiguados, pero lo cierto es que funcionan. ¿Sugestión? ¿Magia? Lo que sí da resultado y es mucho más sano en ocasiones que la farmacopea alopática son las «yerbitas», es decir, la medicina popular basada en el uso de hierbas. Y mientras sigan perviviendo en nuestras islas esas entrañables mujeres seguirán recomendándonos una tacita de salvia para el mal de aire, unas rodajas de papas en las sienes para el dolor de cabeza, una infusión de ruda para el empacho, unas hierbas aromáticas (pazote, hierba buena y naranjo) para el susto,… eso sí, con pequeños trucos añadidos que no vamos a desvelar para que el misterio y la magia de las sanadoras siga perviviendo en el tiempo.

Para saber más:

ANNE LEWELLYN BARSTOW: La caza de brujas en Europa. 200 años de terror misógino. Editorial Tikal.

FRANCISCO FAJARDO SPÍNOLA (1991): Hechicería y brujería en Canarias en la Edad Moderna. Ediciones del Cabildo de Gran Canaria, Las Palmas.