Cuando el 12 de mayo participé en la manifestación por la calidad de la educación pública, estaba convencida e ilusionada de acudir el 15-M a la mani de «Democracia Real Ya» y el 17-M al acto LGTB por el día internacional contra la homofobia, pero una incómoda gastroenteritis me lo impidió. Dado que no era cuestión de ir «potando» por las esquinas o de solidarizarme con un movimiento indignado cuando me costaba tenerme en pie después de varios días a arroz hervido, decidí apoyar el movimiento cuando me mejorara. Y justo cuando mejoro, me vuelve a dar dolor de estómago, pero esta vez no vírico, sino de otro tipo de indignación al enterarme de lo sucedido en Sol con la pancarta «La revolución será feminista«.
Tenía la intención de acercarme esta tarde a S/C a las marchas silenciosas, pero después de lo sucedido en Sol me lo estoy replanteando. Apoyo las exigencias del movimiento 15-M sobre la democracia participativa y el saneamiento democrático, pero resulta paradójico que quienes abogan por la democracia participativa, no dejen participar a las mujeres feministas. Cuánta ignorancia y machismo entre los «chachiprogres», no entiendo que no entiendan que el feminismo no es excluyente; cuando rompen una pancarta y gritan «fuera, fuera»! a quienes abogan por la eliminación del patriarcado capitalista, ¿qué están dando a entender? ¿Que ellos quieren anticapitalismo patriarcal? Me hubiera parecido de una lógica aplastante que hubieran arrancado en ese contexto una pancarta que dijera «Rajoy es el mejor», pero no logro alcanzar a comprender la lógica (o ilógica), de quienes arrancan una pancarta de compañeras de lucha. Esas conductas se aproximan más al fascismo que a los valores progresistas que dice asumir el movimiento 15-M.
¡Qué lástima de revolución! ¡Cuándo van a entender no hay revolución, ni democracia, ni nada que se le parezca si no estamos nosotras!