El poder del «pater familias»

Quizá la noticia del verano que más nos ha revuelto las tripas (dejando al margen los desaguisados del desgobierno) ha sido la confirmación de que los huesos encontrados en la finca «Las Quemadillas» son humanos. Ya hay un cuarto informe que lo corrobora, con lo que las alarmas, efectivamente, se disparan al suponer que el frío y calculador «amantísimo» padre de los niños Ruth y José los pudo asesinar vilmente con el único objetivo de hacer el mayor daño posible a su expareja, Ruth Ortiz. A raíz de este descubrimiento, se publicaron numerosos comentarios en los medios y la gente se rasgaba las vestiduras preguntándose cómo puede existir un ser tan desalmado.

Pero lo cierto es que José Bretón no es el único especimen de estas características. Entre el año 2000 y el 2010, 64 menores perdieron la vida en España a consecuencia de la violencia de género (Fuente: Red Feminista). Porque sí, las niñas y los niños también son víctimas, y en demasiadas ocasiones, mortales. Pero en este, y en otros países, todavía prevalece la mentalidad patriarcal de que un padre es incapaz de hacerle daño a un hijo o una hija, y se olvidan del alto porcentaje de abusos sexuales y esas «minucias» que ocurren en las mejores familias, se olvidan de la misoginia imperante y que el objetivo último es hacer daño a las mujeres, aunque se sacrifiquen a los/as menores en el camino.

El «pater familias» sigue siendo tan importante que el ámbito judicial considera, por ejemplo, que es mejor que un maltratador tenga la custodia de una menor antes que la tenga una mujer víctima de violencia que permanece en un centro de acogida. Se sigue pensando que es mejor ejemplo para un niño o una niña un padre (por muy violento que sea) antes que una madre con dificultades, porque claro, qué mejor para un/a menor que tener el videojuego de última generación que le puede facilitar su papá maltratador pero rico, que la seguridad y el afecto de su mamá pero pobre (a raíz normalmente de que el susodicho maltratador pasa olímpicamente de garantizar pensiones compensadoras). Lo cierto es que el «padre» siempre gana, lo que implica que gana el patriarcado, el machismo y la misoginia.

Y últimamente parece que los «pater familias» están excesivamente empoderados porque encuentran eco político y social para ello. La imposición de la custodia compartida sigue ganando adeptos/as, la denostación del feminismo sigue creciendo, el discurso deslegitimador y violento contra este movimiento que aboga por la igualdad rebosa por diferentes foros de Internet. La última demostración del poder del «pater familias» = patriarcado tiene nombre y apellidos: Alicia Murillo. En las últimas horas hemos asistido desde las redes sociales y páginas web de Internet al acoso y derribo de la feminista. Entre feminazi y puta oscilan las «lindezas» en las que se mueven los machos desaforados, heridos en su orgullo viril por una mujer que se ha atrevido a visibilizar y evidenciar el hostigamiento y acoso que sufrimos las mujeres diariamente en los espacios públicos.

Ya se sabe que todas las mujeres somos putas cuando no cumplimos con los mandatos de género tradicionales, y ahora las que nos rebelamos en lugar de feministas somos feminazis (todo con tal de deslegitimarnos). Y es preocupante el calado de este discurso en la población en general porque tengo la extraña sensación de que en muchos contextos está pesando más el discurso antifeminista que el feminista. Y eso nos tiene que conducir a la reflexión sobre las estrategias que estamos utilizando para llegar a la población y especialmente a las mujeres, a las «normales», no a las académicas, ilustradas y burguesas abanderadas de un feminismo excluyente, sino a las víctimas de violencia, a aquellas cuyos derechos son vulnerados diariamente y que no acaban de ver la relación entre el feminismo y sus problemas cotidianos.

A quienes están materializando el feminismo en la cotidianeidad, como Alicia Murillo, les está costando caro (y esto sin irme a Lydia Cacho y su «abandono» forzado de México que sería objeto de otro post). Pero también está sirviendo para visibilizar que frente a la sinrazón patriarcal, la sororidad también se hace presente en lo virtual y en lo presencial.

Hoy más que nunca, frente a las humillaciones, vejaciones, acosos, privaciones,… violencias que sufrimos las mujeres por parte de una supremacía del macho dominante, es más que procedente recuperar el viejo eslogan de Rosa Luxemburgo, con un pequeño matiz: ¡Feminismo o barbarie!

La gran esperanza griega o la utopía de mujeres feministas al frente de Alemania y el FMI

Hoy media Europa está «de los pelos» ante el temor de que Syriza obtenga una mayoría significativa en las elecciones griegas. No entiendo por qué les preocupa tanto Syriza y no les preocupa Amanecer Dorado. Se supone que estos últimos no van a ganar, pero su solo incremento ya es para preocuparse. Tal vez les preocupa que Syriza sea en estos momentos de las pocas voces críticas frente al modelo neoliberal salvaje alemán. Tal vez les preocupa que se escuche que se puede salir de la crisis de otra manera y que alguien quiera poner freno a los desmanes de Alemania y sus socios capitalistas sin escrúpulos, que no dudan en propiciar que un país se hunda mientras sus bolsillos se llenan.

Se dice que las elecciones griegas pueden provocar una catástrofe sin precedente en los mercados, pero la ciudadanía de a pie seguiremos despertándonos todos los días sin notar demasiado los efectos de la «catástrofe». En Grecia seguirá la gente ahogada cada vez más, familias durmiendo en la calle, incremento de suicidios,… pero al FMI le da igual la gente. Ahora a España le piden nuevos ajustes, en las mismas personas de siempre, no en banqueros y políticos, no, en el funcionariado, como si el personal al servicio de la Administración Pública fuese de la peor ralea y tuviera la culpa de la crisis. Yo no soy funcionaria, ni siquiera laboral fija, y mi sueldo baja y baja y mi trabajo sube y sube. ¿Hasta cuándo podremos resistir? Me veo cual minera asturiana lanzando proyectiles a diestro y siniestro y apostada tras una barricada. (Por cierto, todo mi apoyo a la lucha minera).

Qué «jartura» de mundo, ¿y saben lo que más me fastidia? Que Angela Merkel y Christine Lagarde sean mujeres. Urge que las mujeres feministas lleguen al poder para hacer políticas de otra manera, políticas que piensen en la ciudadanía y no en los bancos. Está claro que ser mujer no es garantía de nada, Merkel y Lagarde lo están demostrando. Frente a esa idea que dice que para un hombre incompetente en el poder que esté una mujer incompetente, yo abogo por la erradicación de los y las incompetentes. No podemos aspirar a la incompetencia, a la mediocridad, al capitalismo salvaje y al neoliberalismo por mucho que su modelo lo represente una mujer. Yo ni quiero hombres fachas ni mujeres fachas, quiero mujeres y hombres comprometidas/os con la igualdad, con el bien común no con el suyo personal. Aunque, evidentemente, entre un hombre que se dice igualitario y una mujer feminista, siempre apostaría por las mujeres… llevamos demasiado tiempo faltas de poder y protagonismo como para que sigamos encumbrándoles a ellos.

Mis «amigas», las feministas con pedigrí

El texto que sigue a continuación fue escrito el 2 de abril, reconozco que en un momento de bastante cabreo. No pensaba publicarlo, pero qué diablos!, no voy a condicionar mi propia «creatividad». Desde la Asociación Contramarea que tengo la dicha y el honor de presidir, trasladamos nuestro malestar por lo que van a leer a continuación al Consejero de Igualdad del Cabildo Insular de Tenerife (eso sí, de forma más fina y más técnica). Hoy nos llegó la respuesta en el estilo ese, políticamente correcto, de: estudiaremos su solicitud pero igual no podemos hacer mucho al respecto, así que, como lo poco que nos queda es el «derecho al pataleo», en estos días de aniversario de indignaciones varias, yo voy a sumar una más. Que la disfruten!:

 

Hace años, muchos años, creía que ser feminista era lo mejor que le podía pasar a una en la vida; tomar conciencia de las desigualdades entre mujeres y hombres y luchar para erradicarlas se me antojaba el mejor quehacer del mundo, una labor que intentaba impregnara cualquier ámbito en el que desarrollaba mi trabajo. Una labor que hacía, y hago, porque me lo creo, porque lo siento y porque me sale de las entrañas, además de tener formación especializada, y mucha, para ello.

Sin embargo, el pasado 2 de abril descubrí en el Boletín Oficial de la Provincia de Santa Cruz de Tenerife que para que consideren a una persona “experta” en género e igualdad de oportunidades tiene que formar parte de una “lista”, que el Cabildo Insular ya se encargará de acreditar su “expertía” si cumple con sus requisitos, los suyos, claro. Yo siempre pensé que quien acreditaba la formación era la Universidad y luego, el reciclaje profesional se acreditaba con un currículum más o menos amplio, que podía ser engrosado por una multiplicidad de cursos, jornadas, congresos, seminarios,… impartidos por entidades públicas o privadas que tuvieran personal cualificado con algo interesante que decir en materias concretas.

También pensaba que las listas se hacían por varios motivos, entre otros: para acceder a un concurso-oposición (no es el caso), para etiquetar a personas indeseables (“listas negras”), o para etiquetar a gente “deseable”, para decir: esta es de mi cuerda y la que no esté en la lista, no, quienes no estén en la lista son las/os parias del sistema. El Cabildo de Tenerife parece haber optado por esta última opción, y cual lista de Schindler en la Alemania nazi, ha decidido crear su propia “lista”. El problema es que la de Schindler salvó vidas y esta no parece que vaya a salvar a nadie, bueno, sí, salvará a las/os que entren en la lista, el resto sucumbirá a la “inexpertía”.

Entiendo que el “loable” motivo que inspira la, llamémosla, “lista violeta”, es garantizar la calidad de las intervenciones en materia de igualdad. Y una, que para algunas cosas es un poco torpe (especialmente para entender como justos y ponderados los criterios del Cabildo), se pregunta, ¿garantizará la calidad de una intervención una persona que tenga 240 horas de formación en materia de género pero no tenga titulación universitaria ni sepa cómo intervenir con grupos ni se haya puesto delante de ninguno para dar siquiera una triste charla? Porque un pequeño detalle que no consta en las bases del Cabildo es la titulación universitaria requerida. Da igual que seas ingeniera, geógrafa, bióloga molecular o mecánica, si tienes formación en género; todo el mundo sabe que las historiadoras aprenden mucho de dinámica de grupos en su carrera, que las ingenieras industriales son expertísimas en estilos de comunicación, asertividad,… ¿Quién se dejaría practicar una intervención quirúrgica a corazón abierto por alguien que no sea profesional de la cirugía cardiovascular? Pues aquí parece que para trabajar en igualdad hay que ser de profesión “feminista”, da igual el resto de formación que tengas.

Otro punto gracioso en los criterios es el número de horas que se piden: 240, ni una más ni una menos, bueno, más sí, menos como que no cuela. Y es curioso que el Cabildo Insular que quiere ofrecer una base de datos de personas cualificadas no tenga en cuenta los criterios de la Federación Estatal de Asociaciones Profesionales de Agentes de Igualdad de Oportunidades (FEPAIO) que ha consensuado que las horas mínimas para acreditarse como Agente de Igualdad sean 275 horas. Ah! pero claro, qué despiste, el Cabildo no pretende crear una base de Agentes, pretende crear una “base de Expertas/os” (que como todo el mundo sabe es una nueva profesión con futuro). El problema es que el único Curso Superior en Género e Igualdad de Oportunidades de 240 horas lo impartió el Cabildo hace ¡¡¡8 años!!! Ah, se siente, si no lo hiciste te fastidias, siempre podrás pagar la “friolera” que cuesta un Máster Universitario, ah! que no tienes dinero para un Máster, pues te jodes y empiezas a contar horas en “cursos”, (sic) realizados por organismos oficiales (no valen Congresos, Jornadas, Encuentros, Seminarios,… ni vale que los hayan organizado las “parias” de una Asociación feminista – que ya se sabe que de “oficiales” tenemos poco), ah! que no llegas tampoco a las 240 horas, oh!, no puedes entrar en la “lista violeta”. Y ¡ojito! que la formación tiene que ser fundamentalmente presencial, que si es online, “ésta no podrá ser superior al 30% del cómputo total” (sic). Que te has matado haciendo formación online porque tienes que conciliar vida personal, familiar y laboral, ah! se siente, el Cabildo de Tenerife cree que la formación online no tiene “pedigrí” feminista suficiente. No sé qué opinará la UNED o la Fundación Isonomía (por poner un ejemplo) al respecto, pero les preguntaré. El Cabildo se carga de un plumazo la libertad de elección de las personas para decidir cómo formarse, con qué entidad formarse y cuándo formarse. Tampoco diferencian entre la formación a distancia, online, semipresencial,… esos pequeños matices se los saltan las bases… la única formación desestimable es la online.

Sin embargo, no deja de resultar curioso que las Administraciones Públicas estén apostando por la formación online para su personal (ej. la Consejería de Educación del Gobierno de Canarias) y que otra Administración Pública le reste validez a este tipo de formación. ¿Será una manera de excluir a quienes opten por formarse de otra manera? Ains! qué mal pensada soy…  bueno, hay un refrán que dice, piensa mal y acertarás.

Bueno, tranquilidad, que si no tienes formación, no importa, si puedes acreditar dos años de experiencia laboral en temas de igualdad, tu acceso a la lista está garantizado (eso sí, si presentas prácticamente hasta el color de las bragas de quien te ha contratado – ampliar la información en las bases –). Si eres autónoma o tienes mil horas de voluntaria que no puedes acreditar, ah! se siente, tampoco estarás en “la lista” (¡qué paradoja!, el propio Cabildo promueve voluntariado en violencia de género, a ver cómo se lo acreditan a quienes lo hagan). Que no tienes formación, ni has trabajado en esto, no desesperes, que si impartes docencia, investigas o publicas en estos temas, lo tienes fácil (huy!, me olvidaba que eso es para una pequeña élite vinculada a los Institutos de Estudios de las Mujeres y/o Departamentos Universitarios varios). Y cuidado con impartir otras materias que no sean específicas sobre igualdad incorporando transversalmente la perspectiva de género, que igual ya no cuela. En resumen, que no sé por qué extraña razón, algunas pensamos que la “lista violeta” ya ha nacido con nombre y apellidos propios y que la Administración está practicando un feminismo de la exclusión muy peculiar.

Frente a estas bases, no deja de resultar paradójico que el propio Cabildo Insular utilice a personas sin formación universitaria y con bastantes menos horas de 240 en formación en igualdad para formar a su personal técnico en violencia de género. ¡Qué gracia!, ¿no? Resulta que sin haber pasado por la Universidad, sin 240 horas de formación en igualdad se imparte formación a técnicas que llevan años currando estos temas. A lo mejor es que el formador del que hablo es hombre y está más legitimado, y que las que tenemos formación pero somos mujeres, y disidentes del “pensamiento único”, somos unas mindundis excluidas.

Así pues, quien esté en la “lista violeta” será guay, será la leche, la hostia en verso, y quienes no estén, unas/os totufas/os del género a quienes el sacrosanto Cabildo no acreditará ninguna expertía. Independientemente del ataque frontal que suponen estas bases a la libertad y a la equidad, y de las medidas que se puedan adoptar desde determinadas organizaciones al respecto, esta que está aquí ya avisa que no va a formar parte de ninguna lista. ¡Y a ver quién tiene bemoles de cuestionar mis conocimientos (adjunto currículum por si alguien tiene ganas de contar horas, yo no tengo tiempo).

Será que la crisis cada vez deja menos hueco de mercado y algunas avispadas han pensado en dar un par de culazos pa’colocarse en mejor posición de salida, oiga, no vaya a ser que vayan a llamar a alguien para dar una charla a un grupo de mujeres, pongamos en Santiago del Teide, por ejemplo, y vaya a acudir una advenediza que tenga menos de 240 horas de formación en género. Conozco un número muy significativo de mujeres que jamás podrán acreditar nada de lo que se pide en las bases, y cuya experiencia vital y visión feminista de la vida le daría diez mil vueltas a cualquier cría recién salida de la Universidad con su Máster bajo el brazo, pero sin ninguna habilidad para enfrentarse a grupos de mujeres, de jóvenes o de niñas y niños. Conozco mujeres que en horas de lectura de textos feministas les darían otras diez mil vueltas a toda la comisión completa que vaya a acreditar a la “lista violeta”. Conozco mujeres, en definitiva, muy sabias que nunca van a formar parte de esa lista. Unas porque haremos insumisión a la lista, como una servidora, otras porque el “gueto” feminista se ha encargado de impedírselo.

Cuando se publicaron las bases coincidí con la presidenta de una Asociación de Mujeres (cuyo nombre no daré para que no la estigmaticen por dirigirme la palabra) y le comenté si sabía algo de la lista, me respondió que mejor se dedicaran a hacer otras cosas más útiles y a dejar de perder el tiempo, algo con lo que coincido plenamente. Y es que resulta que desde que el feminismo se ha institucionalizado se ha perdido el contacto con la realidad. La burocracia nos devora y hasta para asistir a una charla de dos horas tienes que presentar una instancia en el Cabildo (eso sí, no vale por vía telemática, que ya sabemos que lo online gusta poco en el área de igualdad del Cabildo), que para ir a un curso de formación en género tienes que acreditar previamente formación en género (¡sí! en serio, no vayamos a formar a gente sin formación previa, no les vaya a gustar esto del género y tengamos más competencia).

No es normal que las áreas de igualdad de los Ayuntamientos tengan personal técnico mano sobre mano “porque no tengo recursos”, no es normal que se llame al área de igualdad de un municipio preguntando si están funcionando grupos de mujeres, talleres o algo que puedan hacer las mujeres del municipio y te digan que no hay nada, entonces ¿qué diablos se está haciendo por la igualdad? No es normal que se haga feminismo de 8:00 a 15:00 horas, que no se esté trabajando en la calle, que no se dinamicen los grupos de mujeres, que no se fomente el trabajo comunitario por la igualdad, no, no es normal. Y además de no ser normal, no es ético, no es ético que se gasten millones en pagarle a “expertas” planes de igualdad que no se ejecutan porque el dinero que tenemos nos lo gastamos en diagnosticar y planificar y ya no nos queda para ejecutar. No es profesional que los recursos humanos se escuden en la falta de medios, cuando un recurso humano bien preparado puede hacer virguerías en igualdad, que para hacer grupos sólo hacen falta personas y espacios, y hay muchos centros vacíos y muchas plazas sin okupar. No, no es normal, ni ético, pero además es muy triste. Es muy triste que las/os profesionales hayan dejado de “hacer la calle” para encerrarse en los despachos y las Administraciones Públicas se gasten los dineros en subcontratar servicios que podría hacer el personal técnico propio. Pero ya no vemos a la gente, no escuchamos sus demandas, sus necesidades, sus anhelos, sólo vemos papeles y nos olvidamos que tras los muros de nuestros despachos está la realidad. Y la realidad no entiende de “formación en género”, la realidad demanda empleo, medidas para conciliar la vida personal, familiar y laboral (eso sí, ¡que no sean online!, por favor!!! – léase con sentido irónico –), espacios de encuentro donde no se juzgue cuán feminista eres; demanda escuelas infantiles, acceso a puestos de poder, recursos para atender a la dependencia, políticas sanitarias que incluyan las necesidades de las mujeres, recursos para superar la violencia de género,… demanda, en definitiva, respuestas acordes con lo que se vive más allá de las puertas de un despacho.

De mi militancia feminista he aprendido muchas cosas, pero la principal es que el conocimiento se construye entre todas, pero todas, todas, todas. Que nadie puede arrogarse el derecho de sacar un “feministómetro” para decir que alguien vale si tiene 240 horas de formación, pero no vale si tiene 190. Y que el “pedigrí” feminista se mide de otras muchas formas que contabilizando horas de cursos y que la formación y la experiencia se alcanzan dándole oportunidades a la gente, no restándoselas.

Dentro de unos cuantos meses se cumplirá mi segundo mandato al frente de una Asociación feminista, “Contramarea”, y pasaré el testigo a compañeras más jóvenes que probablemente no alcancen 240 horas de formación (en “cursos”), pero que sí puedo garantizar que son feministas, expertas en género e igualdad y que no necesitan ninguna lista que las acredite.

Así que si alguien quiere llamarnos para trabajar por la igualdad, aunque no estemos en la lista del Cabildo, puede contar con nosotras (incluso, para según qué cosas, hasta gratis, ya lo hemos hecho, a ver cuántas “expertas” pueden decir lo mismo). Por nuestra parte, nosotras también seguiremos contando con todas, aunque no formen parte de “la lista”.

 

Pacto entre «caballeros»

Hace unos cuantos siglos, las mujeres no éramos ciudadanas, no teníamos derechos ni estábamos en «lo público». Las mujeres no éramos agentes de pacto, los pactos los hacían ellos, los hombres, los que decidían cómo se sentaban las bases de la convivencia, qué era delito y qué no, cómo se repartía la riqueza, el trabajo, el poder… El lema de la revolución francesa «Libertad, igualdad y fraternidad» (frater = hermano; en masculino para más señas) no nos incluía.

Y eso deben seguir pensando algunos en Arico (municipio del sur de Tenerife) tres siglos después. En esta última legislatura, accedió a la Alcaldía una mujer, Olivia Delgado Oval (PSOE), joven, preparada y con ganas de introducir cambios en un municipio que hasta ahora había sido gobernado durante más de 20 años por la misma persona. Pues bien, el pasado 6 de abril, la citada Alcaldesa cesa cautelarmente a un concejal de su Ayuntamiento, Jesús Montañez del CCN, al haber sido acusado de malos tratos. La Alcaldesa aludió a la pérdida de confianza dado que no se la informó de la acusación que pesaba sobre él por un presunto delito de violencia de género. Tres días después, el 9 de abril, los «caballeros» de dos formaciones políticas, la del concejal cesado (CCN) y la del ex-alcalde «cuasi-vitalicio» (CC) presentan una moción de censura contra ella. ¡Qué curioso! ¿no?

El «premio» que ha obtenido la Alcaldesa por una decisión coherente con sus principios y coherente con lo que éticamente corresponde frente a la imputación por un delito de malos tratos, ha sido exponerse a la más que probable pérdida de su cargo. Ojalá hubieran más Olivias, ojalá las y los responsables públicos tuvieran la valentía que ha tenido esta mujer para trasladar a la sociedad el mensaje de que frente a la violencia de género no podemos permanecer impasibles. Le ha costado cara la coherencia, pero creo que la dignidad y los principios son más importantes que un cargo.

Nos podríamos preguntar si la respuesta hubiera sido la misma si hubiera sido un Alcalde en lugar de una Alcaldesa, pero lo que ha quedado de manifiesto en este caso es que los pactos «fraternales» están por encima de los Derechos Humanos.

Por cierto, el concejal acusado, que también dirige un colegio público en el municipio, ha sido absuelto. Pero qué quieren que les diga, con un testigo «amnésico» repentinamente y una mujer que se negó a declarar me resulta demasiado sospechoso… Casos como este hay miles: la ocultación de la violencia, el miedo y la anulación de las mujeres frente al poder del agresor es algo demasiado común para quienes conocemos los mecanismos implicados en las situaciones de malos tratos.

La moción de censura se abordará el día 20 de abril en el Pleno, hasta entonces todo mi apoyo y ánimo a la Alcaldesa. Repito, ojalá tuviéramos más ejemplos como el suyo en política. Frente a las impunidades y corrupciones varias que nos rodean, su actuación es una bocanada de esperanza.

8 de marzo recortado

En este 8 de marzo polémico por los recortes y polémico por comentarios en Facebook sobre si hoy es un día rosa o violeta, creo que debemos superar lo que nos separa y aglutinarnos en torno a un objetivo común: no permitir ni un paso atrás en los derechos conquistados. Ante el retroceso que se avecina en nuestros derechos sexuales y reproductivos, ante la ya terrorífica reforma laboral, ante el freno a las políticas de igualdad,… el 8 de marzo debe servir para unirnos en la defensa de la libertad, de la igualdad, del derecho a decidir sobre nuestro cuerpo y nuestra vida, de los derechos laborales,…

El 8 de marzo es el día que recuerda las desigualdades que sufrimos por ser mujeres, y a la desigualdad de género se le van sumando otras desigualdades, por eso a la marea violeta se han de sumar otras «mareas»: verdes, naranjas, rosas,… Y la marea violeta se ha de sumar a otras mareas. Porque el 8 de marzo es de TODAS y para TODAS, para las lesbianas, para las discapacitadas, para las negras, para las blancas, para las musulmanas, para las cristianas, para las indígenas, para las mujeres con cáncer (pues sí, ¿por qué no puede ser un día rosa también?: esto va por la polémica de Facebook), para las militantes, para las no militantes,… para las FEMINISTAS y para las no feministas. Para todas las que luchan con conciencia de género y para las que no han tomado conciencia e igual nunca la tomen,…

En este 8 de marzo y en los próximos que se avecinan nos enfrentaremos a una avalancha de despropósitos y demagogias: sobre la violencia de género, sobre el aborto, sobre el uso no sexista del lenguaje,… sobre cualquier tema que suponga para las mujeres mayores cotas de igualdad. Por eso debemos esforzarnos en «feministizar» la sociedad, el feminismo no es propiedad de nadie, ni siquiera de las feministas «con pedigrí», o logramos que el feminismo cambie el mundo o al paso que vamos, los mercados y los estados patriarcales destrozarán lo que tanto esfuerzo nos ha costado conquistar.

¡¡¡FELIZ Y VINDICATIVO 8 DE MARZO!!!

Indignación, vergüenza ajena y MAREA VIOLETA

Hoy es un día de sentimientos encontrados, por un lado, la rabia y la indignación al conocer la sentencia contra Garzón, por otro lado, de expectativa y de ánimo ante la masiva movilización que se está organizando a nivel estatal contra los recortes en políticas de igualdad en nuestro país. Una Marea Violeta frente al recorte de los derechos que tanto nos ha costado conquistar, una movilización para gritar bien alto y fuerte que no queremos un gobierno que impida nuestra capacidad de decidir sobre nuestro cuerpo, un gobierno que incumple las Leyes de Igualdad y Contra la Violencia de Género, gobiernos que juegan con la vida de las mujeres víctimas de violencia al cerrar centros que garantizaban su atención y seguridad,… gobiernos conservadores, patriarcales y neoliberales que, en definitiva, reducen nuestra libertad y nuestros logros a la más mínima expresión.

Por eso el 10 de febrero estaremos en la calle en numerosas ciudades de este país, para decirles que frente al azul fascista, preferimos el violeta feminista. Así que animo a toda la ciudadanía a salir a la calle, a movilizarse y no parar en la denuncia de las injusticias y frente al recorte de derechos y libertades.

Ahora que estamos en el punto de mira mundial por la sentencia de inhabilitación de Garzón, tenemos que demostrar que este país, además de por corruptos y fachas, está habitado por personas que somos de otra manera. Por personas a las que les importa la Justicia, con mayúsculas, no la que practica el Supremo.

En estado de shock

Así es como estoy aún después del resultado de las elecciones, por eso (y por otras razones) he tenido «abandonaíto» el blog. La marea azul me ha hundido en una profunda crisis, paralela a la del PSOE, sólo espero que el PSOE se recupere más pronto que yo, que tardaré al menos cuatro años en superar el shock. A los resultados electorales se le han ido sumando «agradables» noticias que han ido jalonando estos días de más angustia y zozobra: el resurgimiento del franquismo, el culebrón del pelotazo de Las Teresitas (esto para quien resida fuera de Tenerife es difícil de resumir en pocas líneas, pero como el caso Urdangarín o el Gürtel son sobradamente conocidos más allá de nuestras fronteras, a ellos remito por la similitud de las tramas, resumiendo: corrupción a mansalva y muy poquita vergüenza con «lo público», que es de todas y todos, cosa que se olvida fácilmente), la violencia de género que no cesa (pese a recordar el 25 de noviembre que siguen siendo necesarios recursos y razones para erradicarla), el intento de asesinato de Norma Andrade o la mujer cuya hija pedía que curaran a su mamá muerta, son sólo algunas de las «buenas» noticias que nos ha dejado este período pre-navideño. Todo ello aderezado, eso sí, con la sempiterna crisis, que no falta tampoco para estas navidades.

Y mientras hay quien se pregunta si el rey dará el mensaje navideño con gafas de sol (preguntas, por supuesto, de gran trascendencia vital), algunas pensamos los deseos para pedir a las reinas magas para el próximo 2012, pero eso, creo que será objeto de otro post.

De momento, me seguiré preguntando por qué en un país mayoritariamente progresista ha triunfado la derecha con una aplastante mayoría. Y terminaré de leer «Las mil frases más feroces de la derecha de la caverna» de José Mª Izquierdo, para hacerme una idea de lo que se nos avecina. De momento, un adelanto:

«Nos habían parecido hijas de una imaginación calenturienta aquellas descripciones de los aquelarres que hallamos en las crónicas medievales, donde las brujas perpetran sacrificios de niños y se enardecen embadurnándose con su sangre, hasta alcanzar un éxtasis demoníaco. Ahora,  a la vista de ese barco abortista que ha atracado en Valencia (16 octubre 2008), comprobamos que aquellos cronistas no exageraban: las brujas, en efecto, existen, y celebran aquelarres, y sacrifican niños, y se embadurnan gozosamente con su sangre, para hacerse dignas ante los ojos de su dueño. Las hemos visto recibir al barco abortista con cánticos, como si estuvieran exultantes de júbilo; y vaya si lo estaban: pues nada regocija tanto a los siervos del demonio como comprobar que su dueño se enseñorea del mundo».

Juan Manuel de Prada, ABC, 18-10-2008

Pues lo dicho, ya lo saben, somos brujas!!! Gracias que de Prada, nos lo ha descubierto. Y de postre, otra «perla»:

«El camino de la igualdad por decreto ha llevado a las mujeres a lugares absurdos, algunos tan extremos como la guerra, donde son violadas por sus propios compañeros (en caso de peligro de muerte, el hombre, por lógica evolutiva, tiende a la violación como estrategia reproductiva inconsciente)».

Alberto Gómez, Libertad Digital, 09-03-2011

Pues otra cosa que aprendemos, queridas niñas y queridos niños (que diría Wyoming), el hombre viola por lógica evolutiva y cuando está en peligro de muerte. Así que, malas mujeres, no pongáis al hombre en peligro de muerte si no queréis ser violadas. Gómez dixit. No voy a publicitar las burradas misóginas de Sostres u otro tipo de especímenes machistas, pero el libro de Izquierdo, si tienen estómago suficiente, es muy recomendable.

Lagarde, premonitoria

Hoy estaba leyendo un artículo de Marcela Lagarde del año 1995 que se llama «Identidad de género y Derechos Humanos. La construcción de las humanas» (absolutamente recomendable, por cierto, como todo lo de Marcela), y tenía una frase que me ha dejado impactada por su relación directa con lo que acaba de suceder en Noruega. La comparto:

“Si no enfrentamos con eficacia y efectividad el sentido patriarcal de la vida, cada año y cada día que pase, en lugar de aminorar, los sexismos se sumarán a otras formas de dominación nacional, de clase, etnocida. Los sexismos, como hasta ahora, serán atizados y usados como combustible para los neofascismos, la fobia a los extranjeros, a las personas de otras opciones políticas, de otras creencias y prácticas religiosas o mágicas, sexuales o estéticas. La fobia a los otros, a las otras, se reproduce por el fomento de la desidentificación entre personas diferentes. Esta creencia dogmática refuerza la tesis de que sólo pueden identificarse positivamente entre sí las personas y grupos semejantes. La fobia al otro, a la otra, como sustrato cultural y de autoidentidad llega al extremo cuando el horror, el rechazo y el daño se legitiman y abarcan a cualquiera”.

Para continuar la reflexión, la lectura del artículo completo, merece la pena.

No sin el feminismo

Un comentario del post anterior de mi blog dice que «no nos pasemos de la raya»… Y yo me pregunto ¿quién establece la raya? ¿Con qué derecho se arrogan los machis «chachiprogres» a decirnos hasta dónde podemos o no llegar? Quienes están construyendo «un mundo nuevo» en Sol (y en otros puntos de la geografía del país) parece que lo van a hacer sin las mujeres (como casi todas las revoluciones que se precian).

No entiendo un nuevo «orden mundial» que no sea feminista, no podría concebir un nuevo sistema de vida y de organización social que no sea feminista, pero parece que en las propuestas del 15-M no entran las nuestras. Pues nada, será cuestión de ponerse a hacer un manifiesto alternativo, porque ya puestas, si es cuestión de pedir, pidamos la utopía, que por pedir que no quede. Aún estoy esperando ver cómo se materializan las propuestas del 15-M y quiénes serán interlocutores/as del movimiento para materializarlas, porque no creo que el PP sea muy receptivo, ya decía Espe que a ella no le gusta la democracia con apellidos.

Pues nada, lo dicho, que este fin de semana largo que tenemos en Canarias (el lunes es fiestaaaaaa!!!) me dedicaré a hacer «mi» propio manifiesto.

La revolución será feminista o no será…

Cuando el 12 de mayo participé en la manifestación por la calidad de la educación pública, estaba convencida e ilusionada de acudir el 15-M a la mani de «Democracia Real Ya» y el 17-M al acto LGTB por el día internacional contra la homofobia, pero una incómoda gastroenteritis me lo impidió. Dado que no era cuestión de ir «potando» por las esquinas o de solidarizarme con un movimiento indignado cuando me costaba tenerme en pie después de varios días a arroz hervido, decidí apoyar el movimiento cuando me mejorara. Y justo cuando mejoro, me vuelve a dar dolor de estómago, pero esta vez no vírico, sino de otro tipo de indignación al enterarme de lo sucedido en Sol con la pancarta «La revolución será feminista«.

Tenía la intención de acercarme esta tarde a S/C a las marchas silenciosas, pero después de lo sucedido en Sol me lo estoy replanteando. Apoyo las exigencias del movimiento 15-M sobre la democracia participativa y el saneamiento democrático, pero resulta paradójico que quienes abogan por la democracia participativa, no dejen participar a las mujeres feministas. Cuánta ignorancia y machismo entre los «chachiprogres», no entiendo que no entiendan que el feminismo no es excluyente; cuando rompen una pancarta y gritan «fuera, fuera»! a quienes abogan por la eliminación del patriarcado capitalista, ¿qué están dando a entender? ¿Que ellos quieren anticapitalismo patriarcal? Me hubiera parecido de una lógica aplastante que hubieran arrancado en ese contexto una pancarta que dijera «Rajoy es el mejor», pero no logro alcanzar a comprender la lógica (o ilógica), de quienes arrancan una pancarta de compañeras de lucha. Esas conductas se aproximan más al fascismo que a los valores progresistas que dice asumir el movimiento 15-M.

¡Qué lástima de revolución! ¡Cuándo van a entender no hay revolución, ni democracia, ni nada que se le parezca si no estamos nosotras!

MANIFIESTO FEMINISTA_campamentoSol