Todos los días han de ser 8 de marzo, todos los días han de ser feministas

Siempre suelo hacer alguna actividad específica con mi alumnado en torno al 8 de marzo, esta semana, con 22 alumnas y 1 alumno de 2º de Grado en Trabajo Social, reflexionamos sobre corresponsabilidad, por una parte, y liderazgos feministas, por otra; no voy a contar a quiénes consideran líderes y referentes, eso daría para otro post, pero cuando pregunté si sabían por qué se conmemoraba el 8M, sólo una alumna acertó a decir algo sobre una fábrica en la que habían muerto muchas mujeres… Pregunté si en sus IES habían trabajado sobre el origen de esta fecha y, aunque mayoritariamente dijeron que sí, salvo alguna excepción, lo trabajado se reducía a carteles sobre igualdad y algunas charlas… Está visto que esas charlas no permearon demasiado. ¿Qué hemos de hacer para que el feminismo cale profundamente? Tengo la sensación, en muchos casos, que se queda en la superficie, que se piensa que todo está logrado cuando, paradójicamente, los chicos jóvenes reactivan cada vez más ante la igualdad. Estamos asistiendo a un retroceso brutal y a discursos abiertamente machistas, legitimados desde el poder político (pinchad aquí, sin ir más lejos) que están calando en una parte de la población más rápidamente que siglos de feminismo. Algo nos tenemos que replantear. 

El 8 de marzo se ha convertido en un día más de trámite para las administraciones públicas, hay que hacer algo para las mujeres porque toca, pero el resto del año no se invierte en políticas de igualdad ni en prevención y erradicación del sexismo y las violencias machistas; quizás es hora de hacer menos campañas y más trabajo de pico y pala real, en el día a día. En este 8M, un medio de comunicación canario llevaba a su portada la noticia sobre la difusión de imágenes de chicas adolescentes desnudas, utilizando rostros reales y creando el resto con inteligencia artificial… Nos enfrentamos a retos que necesitan más de un día de conmemoración, que no de celebración. El 8 de marzo no es para que nos feliciten y nos digan qué listas y maravillosas somos (que, bueno, nunca viene mal que nos reconozcan méritos, especialmente los logros alcanzados gracias a la lucha feminista por los que sí nos tenemos que felicitar), pero el día internacional de las mujeres es para recordar que los derechos alcanzados son frágiles, que estamos retrocediendo en muchas partes del mundo, incluida España (pactos de gobierno con la ultraderecha) y que no podemos bajar la guardia. Y los problemas de las mujeres no se solucionan en TikTok o en YouTube, se solucionan con presión política, con movilización, con políticas de igualdad estables,… También pregunté en mi clase cuántas iban a la manifestación y se alzaron dos o tres manos… ¿y el resto? Y eso que se supone que en Trabajo Social tiene que haber gente comprometida socialmente…

Es cierto que en los últimos años se ha sumado muchísima gente joven al movimiento feminista, pero creo que se ha perdido el sentido de lo que reivindicamos y se desconoce buena parte de la agenda política feminista. La igualdad no está lograda, hay que seguir trabajando en todas las esferas de la vida, especialmente la educativa, desde pedagogías feministas, que calen, que se interioricen y conviertan a sus receptoras en mujeres con sentido crítico y posicionamientos activos frente a las desigualdades sexistas. Hoy, “El cuento de la criada” es realidad para muchas mujeres, y, mientras exista una sola mujer en el mundo víctima de la opresión patriarcal, necesitamos días internacionales reivindicativos que nos conduzcan a la igualdad real y efectiva, igualdad de derechos, de trato, de oportunidades,… de vida digna.

La imagen la tomé prestada de Facebook, me pareció muy simbólica.

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