Entre el hastío y la estupefacción

Llevo casi dos meses sin inspiración para escribir y tampoco es que en este instante ande especialmente inspirada pero me voy a obligar a cumplir mi compromiso de un post al mes. En este tiempo que he estado ausente de mi blog han pasado muchas cosas, por ejemplo:

– Canonizan a un tipo que ocultaba la pederastia en la iglesia católica (papa para más señas, y no pienso dar más pistas! Ah! y no usar mayúsculas es consciente, no que no sepa escribir).

– Se muere un tío cuyo máximo logro en la vida es darle patadas a un balón y entrenar a otros que dan patadas a balones. Mi Facebook el día del evento luctuoso aparecía lleno de fotos suyas y hasta mis mejores amigos lloraban su pérdida. Yo, que soy una analfabeta funcional en esto de dar patadas a balones, tuve que recurrir a la Wikipedia para saber quién era el Sr. Vilanova y sus “grandes” hazañas. Aunque a mí ya nada me sorprende, no deja de resultar sorprendente que en este país se llore más a quienes dan patadas a los balones y a las mujeres que son asesinadas cada semana por violencia machista no las llore sino su entorno más cercano.

– Pero qué vamos a esperar de un país que permite que un sanador y tarotista que lidera un partido de extrema derecha en Euskadi, pretenda liberar a todos los maltratadores de las cárceles por considerar que han sido injustamente acusados por esas malvadas mujeres amparadas en la Ley contra la violencia de género. (De esto me he enterado hoy y ando especialmente indignada).

– También en este tiempo de ausencia, ha habido interesantes acontecimientos judiciales, entre otros, el polémico juicio mediático a Elpidio Silva, paradójicamente otro juez juzgado (¿recuerdan a Garzón?) por atreverse a sentar en el banquillo y enviar a la cárcel al machirulo cazador de Blesa que ha destrozado la vida a cientos de personas, con su producto estrella de “las preferentes”, hecho que viene a confirmar que en un país en el que no nos podemos fiar ni de nuestra sombra, menos debemos hacerlo de los bancos (o de la justicia, que en España está especialmente ciega últimamente).

– Parece que vivimos en un sitio donde la desmemoria, la ausencia de ética y la falta de escrúpulos campa a sus anchas, y así nos va, con corruptos en cargos políticos que no dimiten ni por equivocación y que, en ocasiones, aumentan su popularidad y sus votos una vez que son imputados, e incluso, condenados por delitos tan reiterados en nuestro suelo patrio como cohecho, prevaricación o malversación de fondos públicos, entre otros.

– Y en este contexto nos aproximamos a las elecciones europeas con una intención de voto que volvería a dar la victoria al PP, el partido que se ha encargado de desmontar el Estado de Bienestar, que nos quiere retrotraer al siglo pasado, pero muy pasado, con la anulación de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, pero no pasa nada, el voto de la derecha y la ultraderecha es inamovible… y el de la izquierda anda igual de desperdigado que siempre.

Este pasado 25 de abril se conmemoraron 40 años de la Revolución de los Claveles en nuestro vecino Portugal, a ver cuándo salimos aquí a cantar eso de: O povo é quem mais ordena o aquello de: Em cada rosto igualdade. Desgraciadamente, mucho me temo que en nuestro país no vamos a ver la igualdad ni el poder del pueblo en mucho tiempo, salvo que… alguno de los canonizados hoy obre un milagro!

(Lo siento, ando especialmente pesimista, ya lo decía el título, hastiada y estupefacta, espero que el próximo post sea más optimista, aunque no esperen muchos motivos para ello)

Operación Évole preludiando un 8 de marzo combativo

Tras dos meses sin escribir ni una sola línea en el blog (he estado escribiendo muchas líneas de otros temas, pero no aquí), retomo este espacio saturada de acontecimientos que han tenido lugar en este tiempo de silencio bloguero. Y lo hago apresuradamente porque mi vida sigue un ritmo frenético que, según mis amigas, acabará por pasarme factura (a lo que yo me resisto de forma denodada). En estos meses hemos seguido batallando contra la contrarreforma de Fachardón subiéndonos al «Tren de la Libertad» («Tranvía» en Tenerife), registrando nuestros cuerpos como símbolo de resistencia ante las injerencias de otros en nuestros úteros y en nuestra capacidad de decidir y nos han excomulgado ipso facto por colaborar con el aborto. Mientras, Rajoy dice que España se va recuperando de la crisis de forma apoteósica, olvidando la pobreza infantil, los recortes de los derechos de ciudadanía y los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres. También hemos asistido ojipláticas a la eliminación de la «justicia universal» de forma exprés, comprobando que nuestro gobierno sigue primando sus intereses económicos frente a los Derechos Humanos.

Y en todo ese fragor, se produjo el aniversario del 23F y la polémica emisión en La Sexta del programa de Jordi Évole «Operación Palace», que incendió las redes sociales y generó las batallas dialécticas más polarizadas entre quienes pensamos que el mockumentary era una ingeniosa y entrenida hipótesis sobre lo que podía haber sucedido (con aspectos tan disparatados como el hambre de Fraga y la división de la izquierda a consecuencia de que Carrillo no se tumbara en su asiento) y quienes se sintieron estafados y decepcionados con Évole. Me llamó poderosamente la atención el revuelo que se armó a consecuencia de la emisión del falso documental, y sin entrar en cuestiones de ética periodística que sí pondrían algunos matices a la operación ideada por el conductor de «Salvados», lo cierto es que para mí su emisión vino a confirmar varias cosas:

1) Vivimos en una sociedad de gran analfabetismo mediático en la que la «presión de grupo» sigue siendo determinante a la hora de conformar estados de opinión. Personajes públicos del periodismo, la política, el arte,… creyeron a pies juntillas que Garci había dirigido el 23F y orientaron los «tuits» de numerosas personas al feroz rechazo hacia la «broma» de Évole. Afortunadamente, en esta «sociedad líquida» que diría Bauman, todo es efímero y la bronca duró poco. Habrá que ver a partir de ahora cómo van las audiencias de «Salvados» (aunque hay que recordar que «Operación Palace» no era «Salvados»).

2) Hemos vivido una transición penosa, con heridas aún no cerradas (y que los gobiernos conservadores se empeñan en dejar abiertas y en las cunetas), y pese a que han transcurrido 33 años del frustrado golpe de Estado de Tejero and company, parece que en este país hay temas que siguen siendo intocables… y ocultos (no olvidemos que los archivos del 23F siguen clasificados).

3) Y tercera cosa, hasta mi idolatrado Iñaki Gabilondo tiene un precio, y mi también idolatrada «Sexta», entra en el juego de las audiencias como la más asquerosa Tele5. Pero pese a esa cruel comprobación, casi prefiero que entren en el juego de Évole a que llamen «tía payasa» a Cecilia Malström, Comisaria de Asuntos de Interior europea, como hace el misógino de Jiménez Los Santos, por citar alguna de sus recientes «perlas» radiofónicas. Es paradójico que mientras se rasgan las vestiduras con Évole, impresentables del TDT-party sigan soltando machistadas a diario y no pase absolutamente nada.

Y así, mientras se hablaba hasta la saciedad de lo incorrecto o lo ingenioso que era Évole, no se hablaba de recortes, no se hablaba de las nuevas víctimas mortales de la violencia machista, no se hablaba del aborto, de los desahucios que se siguen produciendo, del exilio forzado de nuestras/os profesionales más brillantes,… y la gente no se indignaba y tomaba las calles para protestar contra un gobierno mucho más impresentable que Évole. La «Operación Palace» se convirtió en «Operación Anestesia», debatamos sobre asuntos intrascendentes que de lo importante ya se ocupa el gobierno de joderlo  (vaya! mi primer taco de este post, no hay manera, soy incapaz de escribir de forma elegante).

Y todavía lamentando las pérdidas de Dunia Ayaso, Silvia Tubert o Ana Mª Moix, el 8 de marzo se acerca especialmente combativo. Nuestra salud sexual y el derecho a decidir libremente sobre nuestro cuerpo y maternidad está en juego y dado que voy a estar perdida del mundo bloguero (y del mundo en general) esta semana carnavalera coincidente con el 8, aprovecho para desear a mis lectoras y lectores una reivindicativa jornada. Que se mantenga el espíritu de lucha, porque como dijo la diputada de Amaiur, Onintza Embeita, «en mi coño y en mi moño, mando yo» (creo que fue la primera vez que esa acepción de coño se escuchó en el Congreso, jajajajaja, algo está cambiando!)

Yo aborto, tú abortas,… ellOs no abortan

El 20 de diciembre de 2013 será recordado como el día del mayor ataque a los derechos y la libertad de las mujeres en un Estado democrático. El Ministro de In-Justicia, conocido popularmente como Fachardón, por su especial afecto a los postulados más retrógrados de su gobierno y su tendencia a situarnos en épocas dictatoriales y/o medievales, presentó ante el Consejo de Ministros el Anteproyecto de Ley para la modificación de la Ley Orgánica 2/2010, de 3 de marzo, de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo. Dicho anteproyecto retrotrae a las mujeres de este país a los tiempos más oscuros que se recuerden en materia de derechos sexuales, nos lleva a la clandestinidad, a la desposesión de nuestra capacidad de decidir sobre nuestro cuerpo, a tener que recurrir a nuestro “desajuste” o “desequilibrio” psíquico para abortar,… Y es que para la derecha fascista y ultracatólica que nos gobierna, siempre hemos estado locas, siempre hemos sido ciudadanas de segunda, nunca han querido que tengamos el control sobre nuestra sexualidad y nuestro cuerpo, y ahora la mayoría absoluta les permite evidenciarlo.

Pero antes de hacer un repaso por el retroceso que nos aguarda, recordemos que es lo que tenemos desde hace tres años y, por tanto, qué es lo que podemos perder:

La Ley Orgánica 2/2010, de 3 de marzo, de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo supuso un avance considerable para los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres respecto a la regulación del año 1985. Por un lado, despenaliza la interrupción voluntaria del embarazo (en adelante IVE) al alejar los supuestos del Código Penal y por otro, equipara la legislación española con la de los países europeos más avanzados al introducir plazos y garantizar el aborto libre durante las primeras 14 semanas.

La Ley de 2010, por tanto, no sólo aborda la IVE sino que pone especial énfasis en la educación afectivo sexual como aspecto primordial para prevenir embarazos no deseados. Con respecto a las IVEs, se plantean las siguientes opciones:

a) Interrupción dentro de las primeras 14 semanas a petición de la mujer siempre que se den los siguientes requisitos:

– Que se haya informado a la mujer embarazada sobre los derechos, prestaciones y ayudas públicas de apoyo a la maternidad.

– Que haya transcurrido un plazo de al menos tres días, desde la información aportada y la realización de la intervención.

b) Interrupción por causas médicas:

– Que no se superen las veintidós semanas de gestación y siempre que exista grave riesgo para la vida o la salud de la embarazada y así conste en un dictamen emitido con anterioridad a la intervención por un médico o médica especialista distinto del que la practique o dirija. En caso de urgencia por riesgo vital para la gestante podrá prescindirse del dictamen.

– Que no se superen las veintidós semanas de gestación y siempre que exista riesgo de graves anomalías en el feto y así conste en un dictamen emitido con anterioridad a la intervención por dos médicos/as especialistas distintos del que la practique o dirija.

– Cuando se detecten anomalías fetales incompatibles con la vida y así conste en un dictamen emitido con anterioridad por un médico o médica especialista, distinto del que practique la intervención, o cuando se detecte en el feto una enfermedad extremadamente grave e incurable en el momento del diagnóstico y así lo confirme un comité clínico.

Como criterios comunes a estas opciones, la Ley plantea que la IVE tiene que llevarse a cabo por un médico o médica especialista o bajo su dirección, en un centro sanitario público o privado acreditado y con el consentimiento expreso y escrito de la mujer gestante. En el caso de las menores de 16 y 17 años se rigen también por la Ley 41/2002, Básica Reguladora de la Autonomía del Paciente y de Derechos y Obligaciones en materia de información y documentación clínica, por lo que no requieren autorización familiar. Sin embargo, la Ley de Salud Sexual y Reproductiva e IVE introduce el matiz de que “al menos uno de los representantes legales, padre o madre, personas con patria potestad o tutores de las mujeres comprendidas en esas edades deberá ser informado de la decisión de la mujer”, sin embargo, la propia Ley establece garantías de seguridad para las menores al afirmar que “se prescindirá de esta información cuando la menor alegue fundadamente que esto le provocará un conflicto grave, manifestado en el peligro cierto de violencia intrafamiliar, amenazas, coacciones, malos tratos, o se produzca una situación de desarraigo o desamparo”.

Las garantías que ofrece la Ley 2/2010 son mucho mayores que las que ofrecía la Ley del 85, sin embargo, en estos momentos asistimos con indignación al cercenamiento más brutal que han sufrido los derechos sexuales de las mujeres en democracia, al considerarnos incapaces de decidir sobre nuestro cuerpo y nuestra maternidad.

Los argumentos del gobierno y de lxs “Pro-vida” (como si el resto no defendiéramos la vida, pero la vida con libertad y dignidad), son de lo más peregrinos, veamos algunos ejemplos:

1) “El aborto se utiliza como método anticonceptivo” (Sandra Moneo, Secretaria de Educación e Igualdad del PP dixit) como si las mujeres fuéramos idiotas y no conociéramos los métodos anticonceptivos, como si pensara que la anticoncepción es una cosa sólo de las mujeres, como si no supiera que el aborto no es una decisión fácil para las mujeres, pero sí queremos que sea NUESTRA decisión.

2) “Las menores no deben abortar sin que su familia lo sepa”. Qué poco conoce el PP, tan defensor de la familia que se proclama, las dinámicas familiares. En primer lugar, como ya se ha mencionado, las menores que pueden abortar sin el consentimiento familiar son aquellas de 16 y 17, y siempre que la comunicación del embarazo pueda suponer un riesgo mayor para su seguridad e integridad (avaladas además por la Ley de autonomía del paciente). Todo el mundo sabe (y el gobierno debería saberlo) que en aquellas familias en las que ha funcionado el diálogo y la educación afectivo-sexual, la comunicación del embarazo y el apoyo familiar funcionará, pero en este país todavía existen muchas familias que prefieren abrir la cabeza a una hija antes de enterarse que está embarazada, y claro, esos que defienden tanto la vida, les preocupa la de quien no ha nacido, pero les importa una mierda la vida de una adolescente aterrada, sin recursos, que tema por su integridad física si comunica un embarazo. Con la nueva Ley, da igual, permiso paterno sí o sí (por supuesto, si es el paterno mejor que el materno, el poder del “pater familias”, con el PP ya se sabe).

3) Cuando el peligro para la salud psíquica de la madre tenga causa en una «anomalía fetal incompatible con la vida», será preciso un informe médico sobre la madre y otro sobre el feto, de forma «que quede probada dicha anomalía”. Si la anomalía no es incompatible con la vida, te la comes con papas, quieras o no quieras, que ya conocemos toooooodas las ayudas y los recursos que articula el PP para apoyar a personas (vivas, no fetos) en situación de graves o moderadas dependencias. Ya sabemos la apuesta que ha hecho el PP por fortalecer la Ley 39/2006, de 14 de diciembre, de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las personas en situación de dependencia, ya conocemos la ingente cantidad de prestaciones y servicios para quienes viven con una discapacidad… (mono ironic on).

4) “Es intolerable que haya más de 100.000 abortos al año en España” (Sandra Moneo de nuevo dixit). La Ley de Salud Sexual que promovió el Gobierno de Zapatero ha logrado que los abortos desciendan un 5% en 2012 (datos publicados por “El País”, este 23 de diciembre) Si tenemos en cuenta que en España, habitan en torno a 24 millones de mujeres, de las que 11.088.495  millones (entre 15 y 49 años, datos de junio de 2013, elaboración propia a partir del INE) se encuentran en edad fértil, tenemos como resultado que la cifra de abortos que escandaliza al PP asciende a la friolera de 0,9%!!!, es decir, menos de un 1%. Lástima que el PP y sus acólitos se escandalicen tan poco por las cifras de mujeres (que ya estaban vivas) asesinadas por violencia de género, por las cifras de menores (vivos/as) cuyas familias no les pueden procurar las necesidades básicas porque se encuentran en desempleo (por cierto, porcentaje que sí supone un auténtico escándalo frente a las cifras de abortos), por las cifras de familias desahuciadas, por las de afectadas/os por la estafa de las preferentes,… en fin, por tantas y tantas cifras escandalosas pero que no tocan el útero de las mujeres.

5) La nueva ley garantiza la protección de la vida del “nasciturus”: ¿desde cuándo en este país un puñado de células se considera una persona? (gracias a Mara Hdez. Castro por su reflexión en este sentido, que sé que daría para más) ¿La nueva ley, por tanto, garantizará que desde que una mujer sepa que está embarazada podrá percibir una prestación por ese ser protegido? ¿Podrá el ser protegido comenzar a cotizar para garantizarse una pensión? Se supone que sí, dado que el PP es un firme valedor de la familia y va a garantizar millones de ayudas para garantizar la vida de los y las concebidos/as mientras estén en el vientre materno. Así pues, futuras madres… pillad lo que podáis durante 9 meses porque los años restantes vuestras criaturas las van a pasar canutas en un Estado de Bienestar desmantelado (ah! ¿que tampoco se pilla durante 9 meses? Que sí mujer, que sí, que ya verás que el PP garantiza un sueldo “nescafé” a los/as concebidos/as a partir de ahora). (Modo ironic de nuevo on).

6) Las mujeres como víctimas. Para este gobierno, las mujeres no tenemos capacidad de agencia sobre nuestro cuerpo, Gallardón afirma que las mujeres que abortan son víctimas, no culpables, es un detalle por su parte que sólo envíe al talego al personal sanitario que practique una IVE (fuera de su restrictiva ley) y no nos envíe a las mujeres, sí, todo un detalle que no sabremos cómo agradecérselo. Se me ocurre que saliendo a las calles a manifestar nuestro “entusiasmo” con la nueva ley puede ser una buena opción.

7) El cumplimiento de una promesa electoral. ¿Por qué la única promesa electoral que va a cumplir el PP es aquella que en lugar de extender derechos y libertades los restringe? ¿Por qué la única promesa electoral que va a cumplir el PP afecta justamente a los derechos sexuales de las mujeres? ¿Por qué a lxs fascistas les gusta tanto tocarnos los ovarios?

8) La excusa del “no consenso”. Gallardón se ha llenado la boca diciendo que la ley anterior (la de 2010) fue aprobada sin consenso. Transcribo literalmente lo publicado por eldiario.es el pasado 18 de diciembre:

La actual legislación fue aprobada en el Congreso con los 184 votos del PSOE, IU, ERC, BNG, PNV, NaBai y dos diputados de CIU. En contra, votaron los 158 diputados del PP, UPN, Coalición Canaria, siete diputados de CIU y UPyD. La mayoría del arco parlamentario apoyó la nueva legislación.

Previamente, el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero había creado un comité de expertos en materia sanitaria y judicial y se reunió con asociaciones de médicos, de mujeres, y organizaciones contrarias al aborto. Paralelamente, la Comisión de Igualdad del Parlamento creó una subcomisión en la que durante más de cinco meses cerca de 30 comparecientes propuestos por todos los grupos parlamentarios ofrecieron información en su ámbito de trabajo.

Por el contrario, nada se sabe del comité de expertos que ha elaborado el nuevo texto legislativo. Justicia tan solo ha mantenido una reunión con la Plataforma Nosotras Decidimos, que aglutina más de 200 entidades, entre asociaciones de mujeres, profesionales, sindicatos y partidos políticos, que rechazan el cambio legislativo, así como con las asociaciones que se oponen al aborto. En mayo el Congreso de los Diputados votó una moción que pedía al Gobierno que no reformara la ley de plazos y que esperara al pronunciamiento del Tribunal Constitucional. Quedó patente la soledad del PP con su proyecto: la moción fue rechazada con 172 votos, de PP, UPN y Foro por Asturias, frente a 135 votos a favor y 12 abstenciones.

9) Gallardón, un experto en “la marcha atrás”. La futura ley del aborto situaría a este país a la cola de Europa. 27 países de nuestro entorno funcionan con leyes de plazos, mientras que España volvería a una ley de supuestos de lo más restrictiva, ¡vamos! que estamos cerquita de equipararnos a Malta o al Vaticano, unos sitios muy “progres” como todo el mundo sabe. Hasta la católica Polonia, cuna de un Papa ultraconservador, permite el aborto por anomalía fetal.

10) Y creo que el PP se queda sin argumentos para cambiar la actual ley. No responde a una demanda social, nos va muy bien como está (que podría mejorarse, por supuesto, pero en ningún caso empeorarse como lo pretenden ahora) y hasta los propios organismos internacionales (la OMS, en este caso) ha desaconsejado el cambio con argumentos probados sobre la inseguridad que se produce en las IVEs ante normativas restrictivas. Así pues, si no hay argumentos sólidos que induzcan a una modificación legislativa, ¿por qué el PP se ensaña de esa manera con nuestros derechos? Porque le pone, sencillamente. Porque le pone la dominación y la subordinación de las mujeres a los dictados patriarcales. Porque le pone nuestro sufrimiento (que es lo que va a ocurrir a partir de ahora con el peregrinaje que tendrán que pasar las mujeres hasta lograr “el permiso” para abortar). Por una cuestión ideológica, porque quieren contentar al ala dura y retrógrada, a sus colegas del Opus, a los Kikos o a los “cielinos” (Comunión y Liberación, para profanas/os en la materia), porque nos gobiernan desde las creencias misóginas no desde la defensa de los derechos de ciudadanía. Aquí los únicos derechos que se defienden son los económicos, pero para los/as ricos/as, no os vayáis a creer que el resto de mortales entramos en esa defensa.

Y no sólo no se garantizan los derechos de las mujeres sino que quienes se confabulan para violentarlos son fundamentalmente hombres. Hombres que nos dicen que tenemos que parir, cómo y en qué circunstancias, hombres que forman parte de los “comités de expertos” que asesoran sobre el aborto, hombres que NO abortan, hombres que controlan nuestros cuerpos y nuestra maternidad. Y mujeres del PP y de otras fuerzas conservadoras que son cómplices. Hace tres siglos, Mary Wollstonecraft decía algo así: “algunas mujeres más pareciera que se dedicaran a sacar brillo a sus cadenas que a tratar de sacudírselas”. Si en este momento crucial para nuestros derechos sexuales, las mujeres siguen cómplices del patriarcado flaco favor nos estarán haciendo a las mujeres del presente y a las mujeres del futuro. De ahí, que el Pacto entre Mujeres contra la reforma de la ley del aborto, promovido por las compañeras feministas de Alicante, sea una estrategia importante que debería sumar al mayor número posible de mujeres. ¿Serán capaces de suscribir un pacto de género por encima de la disciplina de partido? Ya se están escuchando algunas voces discrepantes de mujeres dentro del propio Partido Popular (cada vez más impopular), pero serían necesarias muchas más.

En estos momentos tenemos un reto importantísimo: hacer visible un rechazo social masivo a este ejercicio de violencia estructural contra nuestros derechos sexuales, y hacerlo no sólo desde las organizaciones feministas que históricamente hemos defendido el derecho de las mujeres a decidir libremente sobre nuestro cuerpo, sino lograr que a nuestra lucha se sumen otros colectivos y personas a título individual, mujeres y hombres que se comprometan en la defensa de la libertad de elección, en la defensa del aborto y en la defensa de la vida, porque tan legítimo es que una mujer quiera abortar si lo desea como que una mujer quiera ser madre y llevar a término su embarazo en las mejores condiciones posibles; porque tan legítimo es que una mujer quiera abortar como que se garanticen los derechos de ciudadanía para las personas ya nacidas (algo a lo que quienes dicen defender la vida le dan muy poca importancia). Porque en un Estado de derecho, “Decidir nos hace libres”.

NOTA: Este post está escrito desde una profunda indignación. He intentado ser lo más correcta posible, pero aún así soy consciente de haber utilizado «tacos» y formas un tanto irreverentes, pero qué coño! Estoy hasta el «ídem» de que el PP nos reprima, mientras la ley-mordaza no censure mi blog, seguiré expresando mis ideas.

Para más información sobre las acciones que se llevan a cabo para defender el derecho al aborto, pueden visitar la web de la Plataforma «Nosotras decidimos«, a quienes hay que agradecer su denodado esfuerzo por garantizar nuestros derechos, los de TODAS! (de los que se aprovechan quienes inicialmente los rechazan).

Sabemos, podemos, queremos: crónica del XII Congreso de Trabajo Social

Aunque un poco tarde, no podía dejar de reflexionar sobre el último congreso de mi profesión al que tuve la oportunidad de asistir los pasados 14, 15 y 16 de noviembre en Marbella. Resulta paradójico que una profesión comprometida con la ética y los valores de la justicia social y la lucha contra las desigualdades celebre un congreso en una de las ciudades que más fama ha alcanzado por su corrupción. Entiendo que es una forma lavar su imagen y que la cesión gratuita del palacio de congresos influyó notablemente para la elección del lugar; pero pese a su “mala fama” al pasear por Marbella descubres una ciudad con un casco antiguo con encanto y un paseo marítimo espectacular, cuyas bondades nos vendió la Alcaldesa de forma muy amena en la inauguración del Congreso (junto con la Consejera de Igualdad, Salud y Políticas Sociales de la Junta de Andalucía, Mª José Sánchez Rubio, las únicas no abucheadas en el acto inaugural).

De dicho acto para mí lo mejor fue que Koldobi Velasco iniciara el abucheo a Juan Manuel Moreno Bonilla, Secretario de Estado de Servicios Sociales e Igualdad, gritando “Derechos sociales para todas y todos”, me pareció que hubiera sido necesario un plante colectivo ante la persona que representa a un gobierno que está desmantelando el Estado de Bienestar, hubiera sido impactante que más de 1.300 personas se levantaran a la vez y salieran del palacio de congresos, pero nuestra profesión feminizada y políticamente correcta, aguantó estoicamente que nos contaran el cuento de lo beneficiosas que estaban siendo las reformas y el enorme compromiso que tenía el gobierno por defender los derechos de ciudadanía.

Este congreso era el cuarto al que asistía, empecé en el año 96 en Sevilla y he acudido a Santiago de Compostela, Zaragoza y Marbella este año. En tres congresos presenté comunicaciones relacionadas con la igualdad entre mujeres y hombres, y por primera vez, en un congreso, en este de 2013, se crea una mesa específica denominada “Género. Experiencias innovadoras, emergentes y buenas prácticas” donde todas las comunicaciones que se presentaron tenían que ver con los condicionamientos de género y la manera de conocerlos y abordarlos desde el Trabajo Social. Es cierto que en Congresos anteriores se habían presentado comunicaciones sobre género, pero por primera vez se agruparon en una mesa en torno a un eje común, y me pareció significativo, más vale tarde que nunca! Si bien en Zaragoza, en 2009, hubo una mesa que en torno al eje de la mirada abordó cuestiones relacionadas con las desigualdades de género, no fue monográfica.

¿Qué me traje de Marbella? Además de una tablet muy chula con las comunicaciones del congreso, lo mejor fue la oportunidad de haber conocido a compañeras/os muy interesantes (Tania Mesa de la blogosfera de Trabajo Social, Raquel Millán, una de mis principales referentes en el trabajo social con grupos de mujeres, y todas las compis de la isla vecina, Gran Canaria, Ana Cano, Ana Demetrio,…) y las “viejas” compis, no por edad sino por años de complicidad y lucha: Koldobi, Magüi, Izaskun,…

A nivel teórico, para mí, pocas novedades, Alfonsa Rodríguez Rodríguez para mí de lo mejorcito, realizó una ponencia magistral denominada “Hacia una  visión proactiva: el conocimiento en  trabajo  social como red de seguridad”; la simultaneidad de las mesas de comunicaciones impidió poder participar en todas pero todavía estoy leyéndolas en la tablet: experiencias interesantes con nuevas tecnologías, experiencias participativas, ética, interculturalidad, estado de nuestra profesión, mesas monográficas sobre salud, servicios sociales, vivienda, personas mayores,… Más de 250 comunicaciones libres fueron admitidas y más de 200 desestimadas, lo cual parece un síntoma de que esa idea de que no sistematizamos la práctica parece que se está diluyendo.

Significativos fueron también los resultados de los estudios sobre el estado del Trabajo Social, donde se puso de manifiesto que pese a ser una profesión feminizada, los puesto de poder los siguen ocupando hombres, anécdotas curiosas: en una mesa donde se decía que la nuestra era una profesión feminizada, había cuatro hombres y dos mujeres; en el programa, la mesa de divulgación y publicaciones (“Difundir el trabajo social en España: revistas y publicaciones”) estaba conformada sólo por hombres (no fui, no sé si hubo algún cambio final), y es simbólico, ¿quién escribe, quién divulga, quién posee los medios que comunican en Trabajo Social en una profesión conformada por un 90% de mujeres?); un comunicante que presentaba una comunicación hecha por dos mujeres y un hombre acaba presentándola él porque una de compañeras era muy “tímida” y la otra estaba un poco perjudicada de la marcha marbellí (todavía estoy ojiplática ante la explicación), en fin, cuestiones de género al margen, aunque en mi caso es complicado que las pueda dejar al margen, el Congreso tuvo momentos brillantes como el acto protagonizado por la Marea Naranja de Granada, organizando un funeral por los Servicios Sociales públicos o la posibilidad de crear espacios de encuentro entre las mareas o conectarnos compañeras/os de distintas latitudes.

La intervención en tiempo de malestares, lema del congreso, generó reflexiones necesarias para articularnos frente a la desarticulación de derechos pero eché en falta estrategias más concretas y mayor compromiso y activismo desde nuestra profesión, que se llena la boca nombrándose como agente de cambio y en demasiadas ocasiones contribuimos a perpetuar el “status quo” del poder vigente. No sé si un ejemplo de poder podría considerarse la “privatización” del patrocinio del Congreso, pero el espacio publicitario ocupado por la UNIR, CLECE o Grupo 5, en detrimento de otras iniciativas privadas más minoritarias pero que hubiera sido interesante divulgar (como forma de apoyo a la emprendeduría social), fue quizás el elemento que más me chirrió del Congreso. Entiendo que hay que cubrir los gastos y está claro que en estos momentos la iniciativa privada es quien maneja la pasta, pero, joer, hubiera sido interesante contar con otra iniciativa privada diferente.

Pese a las críticas, que espero sean constructivas, no hay que dejar de agradecer a la organización el esfuerzo y la dedicación para que el Congreso saliera tan bien, creo que el Colegio de Málaga ha hecho un buen trabajo y al próximo organizador le espera un reto muy importante a plantear como eje del futuro Congreso: cómo reconstruir los derechos y los recursos que se están destruyendo en esta época, si es que dentro de cuatro años, cuando se celebre, nos queda algún reducto del ya maltrecho Estado de Bienestar.

Servilletas versus compresas… o la necesidad de incorporar la perspectiva de género al Trabajo Social.

(Tranquilidad, explicaré el porqué del título algo más abajo, sigue leyendo).

Hace algo más de cinco años nació este blog, justamente a raíz de comenzar como profesora del Departamento de Trabajo Social y Servicios Sociales de la Universidad de La Laguna, cubriendo la baja de una compañera. Mi experiencia docente duró 7 meses, pero en ese breve espacio de tiempo luché por incorporar el género y las políticas de igualdad en el proceso de construcción del nuevo Grado en Trabajo Social, además de introducir en mi asignatura de forma transversal y específica dichos contenidos. En todos estos años no había escrito ningún post específico sobre mi profesión, ni sobre Servicios Sociales,… Este blog estaba más centrado en activismo feminista y opinión política. Hoy haré una excepción, que espero que no sea la última, y voy a hablar de Trabajo Social, de Servicios Sociales, de crisis, de mujeres, de decisiones técnicas, de voluntades políticas,…

Llevo alrededor de 20 años de mi vida laboral trabajando con grupos de mujeres, también con grupos mixtos, pero fundamentalmente con mujeres, escuchando sus vivencias, alegrías y tristezas, violencias y procesos de empoderamiento,… Hasta este contexto de mal llamada crisis (de lxs pobres, y enriquecimiento indecente de lxs ricxs), los malestares expresados en los grupos con los que había trabajado no tenían demasiado que ver con la cobertura de las necesidades básicas de subsistencia, y aunque siempre había situaciones de precariedad económica importante, hasta ahora no se habían manifestado de forma tan lacerante. Llevo las últimas semanas trabajando talleres de empoderamiento con mujeres que se pasan la primera media hora del taller manifestando su ansiedad por saber cuándo cobrarán la PCI (Prestación Canaria de Inserción) y cómo se organizan para ir a recoger las bolsas de alimentos que determinadas ONG reparten “graciablemente” como en los mejores tiempos del Auxilio Social, y así me voy enterando de cosas que creía que jamás tendría que escuchar como profesional del Trabajo Social.

Yo pensaba que vivía en un país que había alcanzado un sistema público de Servicios Sociales universal, público, que consideraba los derechos de ciudadanía un pilar básico de nuestro desarrollo democrático. Pensaba, ingenua de mí, que las personas tenían derecho a vivir con dignidad sin tener que mendigar un plato de comida o sin ser obligadas a realizar determinadas “contraprestaciones” por acceder a ese derecho, pero me equivoqué. En estos momentos, cuando está en cuestión el Sistema de Servicios Sociales, si se aprueba finalmente la Ley de Racionalización y Sostenibilidad de la Administración Local, cuyo colmo de la “racionalidad” es destruir la descentralización de los Servicios Sociales, eliminar competencias municipales, suprimir derechos de ciudadanía y dar un tiro de gracia al ya maltrecho sistema de Servicios Sociales, todavía hay en mi profesión gente que se empeña en gestionar las migajas que el sistema tiene a bien repartir entre sus pobres, como si fueran suyas propias y les fuera la vida en ello.

Una que no ha trabajado en la vida en Servicios Sociales (sí, ya me pueden poner a caldo por este post), pero que lleva 23 años de trabajadora social por la vida, se asombra cuando le cuentan que para recibir una mierda de prestación de alrededor de 500 € tienes poco menos que tener un Máster en cumplimiento de obligaciones con la Administración: no vale con que estés apuntada al paro y buscando activamente empleo, no vale que tengas a tus hijos e hijas escolarizados/as correctamente y te preocupes por su educación y por su seguimiento sanitario,… además, se te “obliga” a formarte, a obtener el Graduado, a ir a talleres de todo tipo (te interese o no su contenido,…) y ¡pobre de ti como no lo hagas! Además curiosamente, cuando las usuarias de los Servicios Sociales y las demandantes de prestaciones son mujeres parece que recae sobre ellas mayor peso de obligaciones que sobre el resto de miembros de su familia, que también se benefician de la prestación pero no contraen las mismas obligaciones que ellas. Conozco demasiados casos de mujeres desbordadas mientras sus parejas pasan los lunes (y los martes, los miércoles, los jueves,…) al sol.

Es muy triste escuchar que una mujer le diga a su Alcalde: “contrate más trabajadoras sociales, pero que sean buenas”. La percepción que tienen muchas mujeres de sus trabajadoras/es sociales de referencia, en ocasiones, es un tanto negativa, transmiten la idea de ser unas personas que les tramitan unas ayudas pero que desconocen lo que está viviendo realmente esa familia, que no sabe cómo podrá acudir a una entrevista de trabajo porque no tiene bono de transporte, que no sabe cómo va a mantener la medicación que requiere su hijo en la nevera porque le van a cortar la luz, que no puede cubrir la alimentación de una hija celíaca porque los productos específicos son muy caros y no todas las ONG contemplan la diversidad de dietas alimentarias,…

Sí, lo sé, me consta que los Servicios Sociales están desbordados, que hay magníficas/os profesionales en estos servicios que no dan abasto con las demandas, que cada vez se trabaja en unas condiciones de mayor precariedad, que la gente se “quema”,… pero también me consta que hay un malestar de muchas usuarias por el trato recibido por parte de personas que trabajan para la Administración Pública (y no sólo compañeras/os de profesión). El otro día me comentaba una mujer que no entendía cómo otra mujer (trabajadora social) no entendía su situación, y es que cuando no llevamos puestas las “gafas de color violeta” a veces nos puede resultar difícil entender historias vitales de nuestras congéneres.

Y hablando de la perspectiva de género, resulta paradójico (y lamentable) que la dispensación de víveres de primera necesidad para las familias sin recursos incluya servilletas entre esos productos pero no incluya compresas o tampones. Yo estoy segura que en las familias más pobres dispondrán aunque sea de un mísero trapo para limpiarse las manos, pero ¿alguien se ha planteado que las mujeres menstrúan y que en una familia de tres mujeres (ej. madre y dos hijas adolescentes) se pueden dejar un dineral, que no tienen, en compresas? Hace poco mujeres con las que trabajo se quejaban de esa situación y yo me quedaba ojiplática porque no entendía cómo era posible que algo tan obvio no se contemplara desde determinados Servicios Sociales (no pretendo generalizar, igual hay Ayuntamientos que sí lo contemplan). Este ejemplo, quizás un poco “tonto” pensarán algunas personas, viene a demostrar que nos llenamos la boca hablando de “la perspectiva de género” (últimamente es lo “políticamente correcto”) y a la hora de su concreción práctica seguimos trabajando desde modelos androcéntricos.

Podría citar muchos más ejemplos, pero ese artículo se haría interminable. Quisiera concluir con una reflexión: ya que hemos vuelto a la época del asistencialismo, del reparto de alimentos, de crear “despensas” promovidas por la Administración Pública, al menos háganlo de la mejor manera posible, joer, es tan fácil como entender que las “familias” tienen género, están compuestas por niñas, niños, chicas, chicos, mujeres, hombres, con necesidades diversas y específicas por razón de género. Ya que gran parte de la población de nuestro país se ha visto abocada a mendigar derechos, los poderes públicos deberían ofrecerlos en las mejores condiciones de dignidad, justicia e igualdad posibles.

Y ya que desde el Trabajo Social parece que no tenemos suficiente poder para poner patas arriba este sistema injusto, empoderemos al menos a la ciudadanía para que de una vez por todas esta simulación de democracia les estalle en la cara a quienes nos desgobiernan y saquean, y los derechos no sean algo utópico que una vez vivimos, sino sean la realidad de un país que se nombra a sí mismo como “estado social y democrático de derecho.”

De reencuentros y otras historias…

Este post es un mero trámite. Tengo dos laaaaaaaaaargos artículos iniciados e inconclusos que debería haber publicado este mes, pero no me da la vida para más, así que para cumplir con mi autocompromiso de un post mensual aquí va esto. Mañana me perderé unos días de mi civilización particular para reencontrarme con un viejo amigo, amistad por cierto, forjada de encuentros y desencuentros, a ver si esta vez la edad y la madurez logra que el nuevo reencuentro sea más duradero. Celebraremos «Halloween», es decir, la noche de difuntxs, contando historias de miedo, o emborrachándonos un poco, que casi será mejor, o ambas cosas a la vez, para soportar las historias de miedo. Aunque para historias de miedo, de terror auténtico, las que nos brinda nuestro des-gobierno a diario.

Así que estos días espero olvidarme de los desaguisados gubernamentales, volver recargada de energía mediterránea y comenzar noviembre, el mes de lucha por la erradicación de las violencias de género, con renovadas ganas de seguir apostando por hacer de este mundo un lugar más habitable.

De brujas y hechiceras a curanderas y santiguadoras: el poder coartado de las mujeres canarias

Navegando por la red he descubierto que un reportaje mío que escribí hace más de 15 años, en mi época de «intrépida periodista», ha sido plagiado y andan algunos tíos por ahí arrogándose el derecho de su autoría con toda la desfachatez y poca vergüenza del mundo. Sólo una web, el Portal Afrikanista, ha tenido el detalle de respetar mi nombre. Publico de nuevo ese artículo en mi blog, no sólo para dejar bien claro quién fue su autora, o sea, yo, sino porque a raíz de un intercambio de mensajes en Facebook, decido recuperar a mis queridas «brujas» de antaño. Así pues, aquí va (literal, tal y como se publicó entonces, sin modificaciones que hoy, sin duda, haría, pero he decidido respetar el original):

 

La construcción androcéntrica de la Historia por parte del sistema patriarcal en el que vivimos ha supuesto un sesgo fundamental en la visión que se ha transmitido de las mujeres a lo largo del tiempo. Las gestas y hazañas que han ido construyendo el devenir de los pueblos han sido transmitidas por hombres que han realzado las virtudes de sus coetáneos olvidando a la otra mitad de la humanidad. La presencia de la mujer en la Historia se vio limitada hasta hace bien poco a hechos tan reprobables como el que relatamos aquí. Ahora que está tan en boga el resurgir de lo femenino, nos adentramos en la historia de las brujas y hechiceras canarias, para descubrir otra visión, sorprendente, que difiere en grado sumo a la contada por los estudiosos de la época.

«El escribano de la causa observó que tenía en la espalda una señal de bruja, a lo que ordenó el gobernador: pues que es bruxa, denle tormento, pues tiene señal de bruxa. Se negó, muy valientemente, a declarar. Pero, sometida a un brutal tormento – el potro, la toca y la polea, con pesos colgando de sus pies-, acabó confesando los hechos propios de la acusación que se le hacía: pacto con el demonio, que se le aparecía en forma de camello garañón y al que besaba el pie; volar por los aires, echando alhorra sobre los campos; chupar niños, abriéndole el demonio las puertas; untarse con un ungüento blanco que hacían con tútano de perro y sebo y tútano de camella y cabra, y con otro verde que el diablo les daba.» Lucía de Cabrera (Lanzarote, 1577), autora de la confesión que cita Francisco Fajardo Spínola, estudioso del tema, se retractó de la declaración que obtuvieron los inquisidores a través del tormento alegando que lo dijo con miedo y fruto de la tortura. Murió poco después como resultado de ésta.

La caza de brujas en Canarias no fue tan masiva como en la vieja Europa, pero sí digna de estudio por las variantes que introduce. El caso de esta mujer es paradigmático; recoge en la confesión la mayor parte de las atrocidades de las que se acusaba a las brujas, pero aderezadas con elementos culturales propios: el diablo convertido en camello, por ejemplo o el tuétano y sebo de camella y cabra, animales propios de la isla.

Las noticias sobre la brujería y hechicería en las Islas Afortunadas fueron analizadas por muchos estudiosos partiendo de sus propias creencias y prejuicios. Pese a que el Archivo Histórico Nacional y el Archivo del Museo Canario recogen numerosos procesos contra mujeres acusadas de superstición (amplio epígrafe donde tenían cabida la brujería y la hechicería), la interpretación dada al fenómeno lo aleja en ocasiones de la raíz canaria para situar todas las culpas en las moriscas, esclavas africanas, berberiscas y/o peninsulares que poblaron las islas después de la conquista. «(…) fueron estos moriscos de Berbería los que infestaron, moral y espiritualmente, los hogares de cristianos viejos, verdaderos adalides de la fe católica. (…) Las moriscas fueron las que más relajaron y envenenaron el ambiente social y religioso con sus prácticas, conjuros, ligamentos, maneras de vivir, etc.» (Sebastián Jiménez Sánchez, 1955). Y si bien es cierto que la influencia de estos colectivos fue notable, no podemos olvidar la historia y la tradición mágica que tenía lugar en Canarias antes de la llegada de los conquistadores con su cruz y su espada.

Las crónicas de los historiadores nos han transmitido una visión de las mujeres aborígenes bastante peculiar. Desde los oráculos de Tamonante y Tibiabín en Fuerteventura hasta la combatividad de las mujeres palmeras, nos encontramos con una gran variedad de relatos que ponen de manifiesto el significativo papel que desempeñaron las mujeres en la conquista. La presencia de éstas en los ritos mágico-religiosos también es destacable, y así nos encontramos en Gran Canaria con la existencia de las «maguadas» o «harimaguadas», lo que nos habla de una tradición en la que el culto a la fertilidad y los ritos de purificación están presentes en la vida cotidiana.

En definitiva, en Canarias nos encontramos ante un caso, no de matriarcado, pues no existía esa desigualdad entre hombres y mujeres propia de la cultura patriarcal, sino de matrilineazgo y matrifocalidad. La herencia se transmite de la madre a los hijos, el derecho de propiedad es de titularidad femenina, se adora la diosa madre de la fecundidad y de la tierra (ejemplos arqueológicos como el ídolo de Tara así parecen confirmarlo), se exalta la maternidad y la mujer goza de las máximas libertades en el terreno sexual. Nada obliga a la mujer a guardar fidelidad conyugal ni existen los mismos conceptos de virginidad, castidad, repudio y legitimidad de los hijos que podían tener los conquistadores.

Después de la conquista y tras el exterminio de gran parte de la población aborigen, la mezcla de razas fue evidente, pero aún así pervivieron muchas costumbres y tradiciones, por las cuales fueron satanizadas muchas mujeres y acusadas de brujas. Tengamos en cuenta que la conquista de Canarias finalizó en los inicios de la caza de brujas en Europa. Y aquí no nos íbamos a quedar atrás.

La misoginia Europea

La ola de terror misógino que asoló fundamentalmente Europa, aunque también afectó a América (recuérdese si no a las «brujas de Salem»), durante los siglos XVI, XVII y XVIII no tiene una fácil explicación, pero demuestra hasta qué punto los hombres ejercían el poder sobre las mujeres, qué grado de sadismo sexual y violencia llegaron a emplear en sus torturas y hasta qué punto el miedo y el odio se convirtió en el principal acicate de la mayor matanza de mujeres de la historia, por una causa diferente a la guerra. Si a eso le añadimos los cambios económicos, políticos y religiosos (la Reforma y la Contrarreforma) que sufría Europa ya tenemos preparado el contexto.

Los aquelarres, los pactos con el diablo, los niños a los que les chupaban la sangre, las cópulas con el demonio,… fueron la excusa perfecta para el ensañamiento de los jueces, inquisidores, torturadores, carceleros,… sobre mujeres «viejas, pobres, analfabetas, viudas y curanderas». Ese quizás fue el mayor delito, ser mujer con esas características. Se calcula que cien mil mujeres pudieron haber sido ejecutadas, y si bien entre un 10% y un 20%, según las poblaciones, de acusados fueron varones, más del 80% fueron de sexo femenino. Pero al margen de las ejecuciones nos quedan otros cientos de miles de mujeres (se calcula que más del doble de las ejecutadas) desterradas, multadas, humilladas y estigmatizadas con el sambenito de bruja.

El control sobre sus cuerpos, especialmente sobre la sexualidad, la marginación del mundo productivo y la desvalorización de sus conocimientos médicos fueron estrategias empleadas para sumir a las mujeres en la más absoluta indefensión y soledad frente a terribles acusaciones. Sin embargo, hoy hemos de agradecer a aquellas mujeres los conocimientos que nos legaron y la simiente que sembraron en otras mujeres en la búsqueda de nuestro poder: el uso de plantas como la belladona, el cornezuelo, la dedalera,… con fines terapéuticos, la capacidad de curar y curarnos a nosotras mismas, la posibilidad de elegir nuestras vivencias sexuales, la libertad de asociarnos y la posibilidad de acceder al mundo laboral. El ansia de libertad e independencia hace tres siglos lo pagaron muy caro…

Hechicería y brujería: el exterminio del poder femenino.-

Judíos, portugueses, moriscos, esclavos africanos, castellanos, andaluces,… toda una mezcla de gentes y costumbres fue a poblar las islas una vez finalizada la conquista. Si a eso le añadimos la posterior influencia de países de América como Venezuela, Cuba o Brasil, fruto de la emigración de canarios allá nos encontramos con una tradición curanderil sincrética en la que perviven elementos aborígenes (quizá los más escasos) con elementos europeos (cristianos), africanos y latinos. Todo un cocktel explosivo para unas islas mágicas y estratégicas.
Entre 1499 y 1714 fueron denunciadas por hechicería 1.136 mujeres frente a 109 hombres. El término bruja no aparece hasta 1529, y aunque no parece establecerse una delimitación clara entre las brujas y las hechiceras, parece que hay rasgos de las brujas (volar, chupar las sangre de los recién nacidos,…) que las hechiceras no los practican. Aunque ambas prácticas son consideradas maléficas, por los inquisidores, la hechicería puede tener un carácter benéfico y curativo, aunque lo más normal es que se utilice para atraer o conservar el amor de una persona, para adivinaciones o curaciones. La brujería, quizás derivado de la histeria colectiva y misógina que recorría Europa, se la consideraba instrumento del demonio. Satanás campaba a sus anchas por la Tierra y las brujas eran sus servidoras. Claro que, nada más lejos de la realidad.

La mayor parte de las mujeres procesadas por hechicería o brujería fueron de baja condición social, de mediana edad y de grupos étnicos marginados, siendo arrancadas muchas de sus confesiones a través del tormento, con lo cual se puede afirmar que son los jueces inquisidores los creadores de la confesión. Si bien se llegó a generar un miedo colectivo ante las presuntas brujas o hechiceras no se produjeron explosiones de histeria ni persecuciones masivas como en la vieja Europa, aunque la Inquisición jugó un importante papel moderador en este sentido.

En general, tras el delito de superstición se escondían aquellas prácticas relacionadas con la magia amatoria, la adivinación o la sanación, aunque en el siglo XVIII la hechicería se torna más siniestra y se la relaciona con toda suerte de maleficios. Los supuestos pactos con el diablo empiezan a proliferar, aunque también podemos encontrar referencias interesantes desde el siglo XVI. En la visita que realizamos al Museo Canario en Las Palmas de Gran Canaria, tuvimos la oportunidad de tener en nuestras manos cientos de legajos sobre procesos inquisitoriales y cuál no sería nuestra sorpresa al comprobar la existencia de un patrón prefijado en las acusaciones. Si comparamos procesos distintos vemos que se repiten las mismas: «menosprecio del sacramento del bautismo, pacto con el demonio en forma de camello o cabrón negro, chupar la sangre a bebés, mujer pertinaz que creía en los engaños del demonio, estropear las cosechas». Estas acusaciones, hechas al mismo tiempo contra Lucía de Herrera y Lucía de Cabrera (dos mujeres diferentes pese a la coincidencia en el nombre) motivaron la muerte de la segunda víctima de la tortura, el uno de enero de 1578, siendo enterrada por mandato del Inquisidor en el hospital donde falleció. Lo curioso de ambos casos es que en la acusación de chupar la sangre a un bebé no citan ningún dato de identificación del bebé ni de su madre, simplemente hablan de «una mujer parida de 6 días». «A la hora de media noche poco más o menos estando las puertas de dicha casa cerradas, una hacienda en el campo, la dicha Lucía de Cabrera juntándose con el demonio se fue para la casa (ilegible) el dicho demonio abrió las puertas del aposento donde la dicha mujer parida estaba (ilegible) y viendo ocularmente la dicha mujer que la dicha Lucía le chupara su criatura no pudiendo menearse a quitársela, le dijo muchas veces con ruegos que no le chupara su criatura y (ilegible) hasta tanto que (ilegible) dejósela ya chupado la dicha Lucía de Cabrera». El patrón prefijado de acusaciones motivó que muchas de las confesiones se ajustaran al mismo. Las mujeres presionadas por la tortura, el escándalo, el aislamiento social, la falta de apoyo de su entorno,…declaraban lo que el juez quería escuchar.

Un elemento importante en la cultura canaria son los bailes de brujas. Todavía perviven en nuestra geografía lugares con nombres alusivos a esos supuestos encuentros de mujeres que danzaban y cantaban por nuestros montes (El Bailadero en Tenerife, El Llano de las Brujas en La Palma,…). Las palmadas y las patadas en el suelo formaban parte de algunos rituales de magia amatoria y de conjuro de males:

«Con dos de veo

y con cinco de encanto,

la sangre te bebo,

el corazón te parto,

que hagas lo que te mando,

como mando la suela

de mi zapato»

(Y se dan tres patadas en el suelo)

Las oraciones, producto del sincretismo religioso, son sumamente utilizadas también para conjurar maleficios, males de ojo, y también, cómo no, para amarres de parejas. Las más comunes son a Santa Marta, a San Silvestre o a las ánimas del purgatorio.

 «Marta, Marta, la que los vientos levanta

la que los Diablos encanta

la que guiso los vinos a los finados, la que quitó los dientes a los ahorcados

La que desenterró los guessos a los enterrados

La que con Doña María de Padilla trato y conversso

La que los nueve hijos pario y todos nueve se le desminuyeron…

Asi como esto es verdad, me bayas al coraçon de Bartolomé Guerra y me le quites tres gotas de sangre donde quiera que estuviere melo traygas presto corriendo volando donde yo Margarita estoy assi me lo amarres y amanses y me le pongas el amor en su coraçon, paraque me quiera, y en su memoria me tenga que no me pueda olvidar de noche ni de dia donde quiera que estuviere, para que ninguna mujer donde quiera que estuviere no tenga sosiega ni pueda comer ni dormir sino fuere conmigo ni pueda tener otra mujer»

(Extraído literalmente de la Colección Bute, «The inquisition in The Canary Islands», del proceso a Catalina del Castillo, hechicera de La Gomera).

Y finalmente, las hierbas, plantas, minerales,… cualquier elemento que tuviese poder de sanación era utilizado por las supuestas brujas con fines terapéuticos. Quizás ha sido este conocimiento el que más ha pervivido en Canarias hasta la actualidad y el que se ha transmitido de generación en generación y ha sido aprovechado por nuestras modernas sanadoras, curanderas y santiguadoras.

La pervivencia de la tradición: curanderas y santiguadoras.-

Afortunadamente, las islas Canarias aún conservan vivas algunas tradiciones entre las que destaca la del curanderismo. En todas nuestras islas nos encontramos con mujeres con conocimientos en medicina popular, «yerberas» sabias que identifican las mejores plantas medicinales para ser aplicadas en las más diversas dolencias. La aplicación de hierbas y los rezados o santiguados son las técnicas más empleadas por las «brujitas» modernas, aunque la mayoría de estas mujeres desechan el término bruja porque lo consideran peyorativo. Ese es otro de los triunfos del sistema patriarcal: el dotar de significado negativo un término que encierra la sabiduría medicinal de las mujeres.

Dicen que la esencia más pura va en tarro pequeño y parece ser que en algunas personas también se cumple esa máxima. Carmencita es una mujer menuda y alegre que destila bondad por todos sus poros, y una de las mejores santiguadoras que perviven en la isla de La Palma. Con casi sesenta años, lleva 17 atendiendo sin apenas descanso, de la mañana a la noche, a los cientos de pacientes que pasan por su casa. Hombres, mujeres, niños, niñas, jóvenes o viejos, del lugar y de fuera, se acercan hasta las puertas siempre abiertas de esta mujer para ser tratados de diferentes dolencias. Fundamentalmente, problemas de estómago, «nervios, stress, hoy en día la gente vive muy rápido, no se conforma con lo que tiene, hay mucha ambición, por eso enferman muchos». Aquí en Canarias, eso se conoce como las madres descompuestas (para las mujeres) o el pomo virado (para los hombres). «Yo en realidad lo más que hago es dar masajitos en la barriga, aunque también curo erisipela, herpes o culebra,… hay muchos médicos que me mandan gente». Como vemos, la tradición popular convive con la medicina tradicional. Cuando le preguntamos a Carmencita si no había encontronazos entre ambas prácticas comenta que «la mayoría de medicinas se obtienen de plantas, además a veces es mucho mejor una buena tacita de ruda que una pastilla». Pero también, ella deposita gran parte de la responsabilidad del cambio y la mejoría en el paciente, especialmente en los casos de nervios; «un psicólogo o un psiquiatra te pueden ayudar, pero como no te ayudes tú no hay mucho que hacer, la mejor ayuda es una misma». Aunque Carmencita piensa que esa facultad de sanar nace con la persona, lo cierto es que ella aprendió de su tía Juanita, ya fallecida, gran parte de sus conocimientos, «yo me crié viendo lo que hacía mi tía y ahora yo hago lo mismo que ella». Juanita fue otra de las grandes curanderas o sanadoras de la isla. Hemos podido recoger numerosos testimonios al respecto, incluyendo el de quien esto escribe, que pasó por sus manos a la edad de dos añitos para ser curada de «susto», un mal muy común al parecer entre la población infantil canaria. Los síntomas se traducen en inapetencia, vómitos, mareos, temblores y tristeza.

Volviendo a Carmencita, una de sus peculiaridades es que no cobra a sus pacientes, ella opina que «si puedes hacer el bien no hagas el mal, si haces el bien te encuentras más satisfecha tú, yo me encuentro muy bien cuando doy a los demás, cuando procuro la sonrisa de un niño o de un enfermo, para mí ese el mejor regalo».

Carmencita es un perfecto ejemplo de las ya escasas curanderas tradicionales. Las mayores nos han ido dejando, pero algunas jóvenes intentan retomar esa sabiduría ancestral. En La Palma también tuvimos la oportunidad de entrevistar a una de esas mujeres jóvenes que a sus 33 años también practica viejos santiguados:

Para quitar el sol, es decir, la enfermedad debida a la exposición prolongada a los rayos solares, se pone un paño doblado sobre la cabeza del paciente y encima una vaso con agua mientras se hacen cruces en ella y se reza:

 «Sol, sol, vete al sol,

deja a (nombre del paciente) su resplandor.

Hombre santo nómine,

quita el sol y aire si hay.

Así como el mar no está si agua,

ni el monte sin leña,

ni el cielo sin ti,

rosa de Cristo,

coge tus rayos

y vete de aquí»

(Se tiene que rezar un Credo al terminar y repetir durante 3 días).

 Para quitar el mal de aire, nuestra joven sanadora se sienta delante de la persona afectada y con una escoba haciendo la señal de la cruz, va barriendo hacia fuera y rezando:

«Aire yo te barro de las carnes de esta criatura (nombrar las partes malas) y de todo el cuerpo que tiene esta criatura, con la escoba que barro la basura, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Salga el mal y entre el bien».

(Se tiene que rezar un Padrenuestro 3 veces durante 3 días).

La medicina oficial canaria aún sigue preguntándose cómo funcionan los santiguados, pero lo cierto es que funcionan. ¿Sugestión? ¿Magia? Lo que sí da resultado y es mucho más sano en ocasiones que la farmacopea alopática son las «yerbitas», es decir, la medicina popular basada en el uso de hierbas. Y mientras sigan perviviendo en nuestras islas esas entrañables mujeres seguirán recomendándonos una tacita de salvia para el mal de aire, unas rodajas de papas en las sienes para el dolor de cabeza, una infusión de ruda para el empacho, unas hierbas aromáticas (pazote, hierba buena y naranjo) para el susto,… eso sí, con pequeños trucos añadidos que no vamos a desvelar para que el misterio y la magia de las sanadoras siga perviviendo en el tiempo.

Para saber más:

ANNE LEWELLYN BARSTOW: La caza de brujas en Europa. 200 años de terror misógino. Editorial Tikal.

FRANCISCO FAJARDO SPÍNOLA (1991): Hechicería y brujería en Canarias en la Edad Moderna. Ediciones del Cabildo de Gran Canaria, Las Palmas.

No quiero volver!!!

Septiembre nos devuelve a la realidad (de la que no me he librado este verano salvo por 30 horas de «vacaciones») a una velocidad vertiginosa. Me encantaría tener 3 o 4 años para tener una rabieta de esas que tienen algunas criaturas cuando las dejan en el cole por primera vez y poder patalear, berrear y gritar que no, que noooooooo quierooooooooo volveeeeeeeeer!!! Creo que es el primer año, en casi 17 que llevo en el sistema educativo, que me va a costar volver. Y no, no voy a tener depresión postvacacional ni esas cosas, pero voy a llegar al trabajo arrastrándome después de un verano intenso de no parar de trabajar en vacaciones (paradójico, no? mi vida es una permanente paradoja).

Y no quiero volver porque en septiembre nos empezarán a llegar noticias desagradables, esas que hablarán de más recortes, o de que nos gobiernan los petrodólares que nos vuelven a meter en una guerra (criminal e injusta como todas las guerras) o de que lxs fascistas en este país se están envalentonando y no se cortan un pelo en fotografiarse con el brazo alzado y banderas preconstitucionales o acosando a «rojxs» como les llaman; si no fuera porque pienso que este país debería tener ya la suficiente madurez democrática diría que estamos en un caldo de cultivo pre-bélico. Claro que lo de la madurez democrática me lo cuestiono especialmente después de una de mis lecturas de verano, magnífica y muy recomendable: «Música de cámara» de Rosa Regás.

Pues eso, que no quiero volver, quiero escaparme a una isla desierta!!!, sin wi-fi, sin Iphone, sin malas noticias, sin PP, sin fascistas, sin machistas, sin violentos,… sin cobardes que salgan huyendo.

El lado positivo del verano ha sido ver noticias como el éxito de la campaña «Céntimos para un milagro» y que el des-gobierno de este país estuviera de vacaciones, salvo la vara que nos han dado con «Gibraltar español» y esas chorradas que enardecen el «espíritu nacional»!!! Qué asquito de patrias y banderas!!! Me voy a crear una «matria», para mí sola!!! Ala! Hasta la próxima!!!

(y pinchad en los enlaces, porfa! que entonces el post no se completa)

Hackeada

He vuelto! Tras un mes y medio «hackeada» por algún presunto machirulo contrario a la libertad de expresión, este blog vuelve a funcionar (a ver cuánto me dura esta vez). Y anda que no han pasado cosas en este tiempo, qué verano más estresante, por diosas!!!

De Soto del Real al #findelacita, hemos tenido tiempo suficiente para convertirnos en el hazmerreír de gran parte del mundo tras la pasada comparecencia del peor presidente de la historia de la democracia en nuestro país. ¡Qué vergüenza ajena! Y ahí sigue, impertérrito frente a la que está cayendo. Eso sí, dice que la reforma laboral está funcionando porque está disminuyendo el paro… será por la gente que está saliendo por patas del país.

Bueno, yo de momento voy a intentar desconectar este verano, leer mucho y disfrutar de mi tierra (eso sí, evitando el consumo al máximo) ya que los recortes no me permiten disfrutar de ninguna otra (y así pretenden reactivar la economía!!!). Así, procuraré olvidar hasta septiembre que las mujeres lesbianas o solas no tendrán acceso a la reproducción asistida, que cada vez más estudiantes tendrán que abandonar las universidades porque estudiar se va a convertir en un privilegio de ricos, que el FMI propone otra reducción salarial del 10% o que Gallardón se empeña en modificar la ley de salud sexual y reproductiva antes de final de año,… en fin!! Así no hay manera de descansar en vacaciones.

Me despido hasta septiembre con una cita diferente a las que nos ha dejado la actualidad de los últimos días:

«Aceptar que los ideales son inalcanzables y no merecen nuestros esfuerzos quizás nos permita tranquilizar nuestra conciencia y admitir la impotencia de no poder cambiar las tristezas e injusticias de la vida, pero esto nos conduciría también a negar nuestra responsabilidad y a resignarnos a no poseer nunca la euforia de haber creído en nuestras aspiraciones más profundas y haberlas realizado, por muy efímero, limitado y falible que el esfuerzo haya sido.

Más que nunca estoy convencida que en la capacidad de imaginar lo imposible estriba la grandeza, la única salvación de nuestra especie» (Gioconda Belli, Waslala, 1996)

Fin de la cita! ;-P

Feliz verano!!!