El año de las mareas

El último día de 2012 se ha despertado frío y oscuro, tal vez ha querido reflejar de forma simbólica lo que ha sido este año.  La frialdad de un Gobierno que no ha dudado ni un segundo en mermar la calidad de vida de la ciudadanía que dice representar y sumir en la desesperanza a millones de personas. Pero frente a eso también ha sido el año de la reactivación del activismo, de los colores de las mareas frente a la oscuridad de un Gobierno gris e incompetente.

Comenzamos febrero tiñendo las calles de violeta, la marea violeta contra los recortes en políticas de igualdad ha estado presente en todas las movilizaciones que se han llevado a cabo a lo largo de 2012 en todos los puntos de nuestro país. Compartimos calles con el verde de la educación, el verde que simboliza la esperanza de que un cambio es posible y que toda transformación ha de contar con una educación pública, coeducativa, laica y de calidad para todxs. Compartimos el naranja contra los recortes en Servicios Sociales, un pilar fundamental del Estado de Bienestar que está profundamente dañado «gracias» a las políticas conservadoras de la derecha más rancia. Compartimos el blanco de la sanidad pública, gratuita y universal frente a la mercantilización y privatización de la misma. Compartimos el negro del duelo por la pérdida de derechos, por la pérdida de empleos,… con la minería, con el personal de la Administración Pública. Compartimos el amarillo de la cultura, de las bibliotecas públicas, de la necesidad de acceso libre y gratuito al conocimiento. Compartimos el rojo de la lucha obrera, de la lucha sindical, de la lucha de una izquierda demasiado desunida frente al bloque pétreo y el rodillo de la mayoría absoluta. Y compartimos los colores de la bandera del Arco Iris, de la diversidad afectivo-sexual, en un año que ha supuesto el reconocimiento constitucional del matrimonio igualitario.

2012 ha sido para el des-Gobierno el año de la venta de la marca «España» como garantía de solvencia y de que «aquí no pasa nada», mientras vivíamos la infamia de la inhabilitación de Garzón al tiempo que los corruptos campaban a sus anchas, mientras se modificaban leyes para que mafiosos como Adelson se instalaran en nuestro país al tiempo que el peso de la ley caía siempre sobre los/as mismos/as, quienes menos tienen (2013 será el año del tasazo judicial por el que la Justicia ya no será justa).

Mientras 2012 ha sido el año del aumento de la pobreza, de la caída de nuestros país en indicadores sobre igualdad de género, de la salida masiva de jóvenes que buscan un futuro mejor que nuestro país no ofrece (sí, esos/as que viajan por «espíritu aventurero»),… 2013 se espera aún peor. Y no es que una sea pesimista por naturaleza, que también, es que me temo que es en lo único que no nos está mintiendo el Gobierno, que nos prepara «psicológicamente» para nuevos recortes de derechos.

Pero frente al estrangulamiento gubernamental, nuestros colores seguirán vivos y más fuertes que nunca. Ojalá 2013 sea el año de la unión, de las redes, de las mezclas de colores por una lucha común, hoy más que nunca no nos puede vencer el miedo o la desesperanza.

Brindemos por un 2013 cargado de activismo y de igualdad compartida. ¡Feliz año!