El Síndrome de la Irresponsabilidad Paternal

Ahora que se ha puesto de moda el Síndrome de Alienación Parental (SAP) (que viene a decir que en los procesos conflictivos de ruptura de pareja uno de los progenitores –habitualmente la madre- manipula a los/as hijos/as en contra del otro), es conveniente recordar otro síndrome menos de moda, y con el mismo reconocimiento académico y científico que el SAP, es decir, ninguno, pero terriblemente importante por las consecuencias que conlleva: el Síndrome de la Irresponsabilidad Paternal (SIP).

Según el SAP las mujeres somos ¡malísimas! porque manipulamos a los hijos e hijas en contra de esos “siempre amantísimos” padres, e incluso, en el colmo de la manipulación, nos inventamos denuncias falsas sobre abusos sexuales o malos tratos para argumentar nuestro “delirio” (porque como todo el mundo sabe, los padres “nunca” abusan de sus hijas/os ni les maltratan), sin embargo, poco se ha teorizado sobre el Síndrome de la Irresponsabilidad Paternal, que a mi entender, está más extendido y provoca consecuencias más graves en los/as menores que el supuesto SAP.
El SIP es ejercido por una abrumadora mayoría de hombres (aunque cada vez más numerosos varones lo rechazan) y se caracteriza por los siguientes aspectos:
a) Durante el embarazo:
– No acompaña a su pareja a la preparación al parto ni a reconocimientos médicos.
– Fuma delante de la mujer embarazada.
– Obliga a la mujer a mantener relaciones sexuales sin ella desearlo (esto puede ser transversal a todas las etapas).
b) De 0-3 años:
– No cambia pañales.
– No da el biberón.
– No se levanta por las noches cuando el niño o la niña llora.
– No lleva a pasear al bebé.
– No solicita el permiso de paternidad cuando nace.
– Si tiene que cuidar al bebé en solitario en algún momento dado lo lleva rápidamente a casa de los abuelos.
– No acude con el bebé a revisiones médicas.
– No baña al bebé,…
c) De 3-6 años:
– No acompaña al niño o niña en el inicio de su escolaridad.
– No acude al colegio a interesarse por su evolución en la etapa de infantil.
– Desconoce sus intereses en juegos, sus primeras amistades.
– Continúa descuidando su participación en su alimentación, higiene y cuidados médicos.
– Si tiene que cuidarle en solitario lo sigue llevando rápidamente a casa de los abuelos.
– Es reacio a expresar afecto públicamente, e incluso en privado, los abrazos y besos escasean.
d) De 6-12 años:
– No mantiene ningún contacto con el centro escolar para conocer la evolución del niño o la niña en primaria (la excusa es que tiene mucho trabajo).
– No supervisa tareas escolares.
– Sigue desconociendo los intereses, gustos, sentimientos, amistades,… de su hijo/a. Es escaso o ausente el diálogo paterno-filial.
– Continúa descuidando su participación en su alimentación, higiene y cuidados médicos.
– Si tiene que cuidarle en solitario, lo puede dejar solo o sola (total, ya es mayorcito/a) y así podrá ir al bar con los amigos a tomar unas copas, ver el fútbol y/o jugar una partida de dominó.
– Las manifestaciones afectivas se traducen en golpecitos en la espalda si es un chico, en alabar lo “machote” que es o en sonrisas forzadas si es una chica (tal vez puede alabar que es una buena estudiante, si consigue serlo).
e) A partir de 12 años:
– Su hijo/a se ha convertido en un auténtico desconocido/a, la comunicación paterno-filial es absolutamente deficitaria, se desconoce el mundo interno del adolescente, sus inquietudes, sus expectativas de futuro,… pero se suplen esos “pequeños” detalles comprando la “Playstation 3” o cualquier otra videoconsola similar y un móvil de última generación (al margen de ropa de marca y estas cosas que le hacen más agradable la vida a un/a adolescente frustrado/a).

Como aspecto transversal, la violencia de género puede manifestarse a lo largo de todas estas etapas descritas.
Si en alguna fase de este proceso, se produce una ruptura en la relación de pareja, el SIP se agudiza, tornándose en una batalla por conseguir fastidiar lo más posible a la madre y recuperar “la paternidad perdida”. De repente el padre se vuelve “responsable” en apariencia y lucha por dar una imagen de buen padre en el Juzgado, por lo que, en aquellos casos en los que se asigna la custodia a la madre y al padre un régimen de visitas y manutención, comienza un verdadero calvario para madre e hijos/as. Aquí surge el contraataque con el SAP, instrumentalizado en la mayoría de ocasiones por agresores, pero que están utilizando como argumento válido profesionales del Derecho y la Psicología para atribuir custodias de menores a padres maltratadores. A este respecto se puede consultar la opinión de Andrés Montero, psicólogo y presidente de la Sociedad Española de Psicología de la Violencia, quien afirma que “el SAP no es más que una hipótesis, que de momento perdura más de 20 años en contra de las evidencias. Esa perdurabilidad del SAP en contra de toda evidencia puede responder también a otra hipótesis: (…) que el SAP es un artefacto psicojurídico, diseñado con propósitos misóginos (su antecedente es nombre tan sexista como «síndrome de la madre maliciosa asociado al divorcio») e instrumentado por maltratadores en relaciones de violencia para desacreditar el rechazo, justificado, que sienten los niños hacia el agresor de su madre.” (Extraído el 14 de enero de 2008 de http://www.redfeminista.org/noticia.asp?id=5690)
Frente al SAP debemos empezar a profundizar en argumentos alternativos que hagan replantearse a los/as operadores jurídicos su validez y fiabilidad para decidir el futuro de un/a menor. Quizás el SIP no sea un argumento válido, pero si pretenden que lo sea el SAP, ¿por qué no podemos construir hipótesis alternativas de trabajo cuyo contraste con la realidad demuestra que son más certeras?

5 comentarios sobre “El Síndrome de la Irresponsabilidad Paternal”

  1. Muy buena reflexion! Espero que estos lo lean todos aquellos maniaticos defensores de la familia heterosexual, que la consideran como la única institución valida y digna para el desarrollo de los progenitores.Considero que la irresponsabilidad paternal es un fallo grave de ese tipo de familia, y que, si aun asi es aceptado,tambien deberian ser acepatdos, con sus ventajas y desventajas, otros modelos:homosexuales, monoparentales…pues como podemos, ver el modelo “tradicional, no es tan perfectos como muchos dicen…

  2. me esta pasanso exactamente esto con el sindrome de la irresponsabilidad paternal con mi hjio de seis años, hay alguna manera que mi hijo deje ver a su padre semejante tan mala influencia para el ayudenme gracias!!!

  3. Hola Eugenia, el texto sobre el SIP no tiene ninguna validez científica y más bien era un pequeño ensayo frente al supuesto SAP que ciertos juzgados han considerado válido. Hay una sentencia en contra del SAP que puedes consultar en la siguiente web:
    http://www.redfeminista.org/documentos.asp

    Si realmente consideras que hay una influencia negativa sobre tu hijo, podrías solicitar una modificación de medidas con una valoración psicológica previa sobre el menor, para evitar que el niño vea al padre (si el tema es muy grave) o lo vea bajo supervisión profesional en un punto de encuentro. Salvo casos de extrema gravedad, los juzgados no suelen retirar la patria potestad a un padre. Te sugiero que te pongas en contacto con algún recurso de apoyo a mujeres en el lugar donde vivas para que te asesoren con más detalle.
    Saludos cordiales.

  4. Es una pena que algunos padres pasen olimpicamente de sus hijos, pero es mas penoso privar a un hijo de su padre cuando lo que hay que hacer es reconducir conductas. Soy madre, tengo un niño de dos años que tiene un padre maravilloso. Nuestro hijo és al 50% en todo. También tengo un hermano que hace casi dos años que no ve a su hijo por que a su madre alega que el padre le provoca ansiedad al hijo y que no sabe relacionarse con él. Cuando proponemos una mediación con un punto de encuentro y psicologos preparados para ello, no quiere de ninguna manera. No coge el telefono, no abre la puerta de casa, incomunica al hijo y al padre y desoye las sentencias judiciales. Ese, que sindrome és?

  5. Hola Maite, gracias por tu comentario. Es lamentable que los hijos e hijas en casos de separación se utilicen como arma arrojadiza entre los progenitores (sea quien sea quien los utilice, aunque los datos demuestran que en una abrumadora mayoría de casos, los hombres son más irresponsables en el ejercicio de sus competencias parentales que las mujeres, por una cuestión tradicional de género). En el caso que comentas, si hay sentencias judiciales se trataría de ordenar una ejecución de sentencia, siempre que se garantice el interés supremo del menor, y en muchos casos (que no quiere decir que sea el que tú planteas), se obvia el interés supremo del/la menor en beneficio del interés supremo del «pater familias» porque se sigue pensando, según el modelo tradicional de familia, que la figura paterna es intocable, cuando hay casos (muchos) en los que el padre más que beneficiar perjudica el desarrollo emocional de sus hijos/as y resulta contraproducente su contacto (por mucho que sea su padre). En el caso que tú planteas, si existe valoraciones psicológicas objetivas que no desaconsejan el contacto padre – hijo será cuestión de solicitar la ejecución inmediata de sentencia. La alternativa de un punto de encuentro inicial podría ser interesante si el menor ha estado privado de las visitas de su padre durante un tiempo para que vuelva a adaptarse a la situación. Está claro que cada caso es diferente y complejo, aunque existan rasgos comunes en las actitudes de muchos padres frente a la separación y el ejercicio de las competencias parentales.

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