Entre el hastío y la estupefacción

Llevo casi dos meses sin inspiración para escribir y tampoco es que en este instante ande especialmente inspirada pero me voy a obligar a cumplir mi compromiso de un post al mes. En este tiempo que he estado ausente de mi blog han pasado muchas cosas, por ejemplo:

– Canonizan a un tipo que ocultaba la pederastia en la iglesia católica (papa para más señas, y no pienso dar más pistas! Ah! y no usar mayúsculas es consciente, no que no sepa escribir).

– Se muere un tío cuyo máximo logro en la vida es darle patadas a un balón y entrenar a otros que dan patadas a balones. Mi Facebook el día del evento luctuoso aparecía lleno de fotos suyas y hasta mis mejores amigos lloraban su pérdida. Yo, que soy una analfabeta funcional en esto de dar patadas a balones, tuve que recurrir a la Wikipedia para saber quién era el Sr. Vilanova y sus “grandes” hazañas. Aunque a mí ya nada me sorprende, no deja de resultar sorprendente que en este país se llore más a quienes dan patadas a los balones y a las mujeres que son asesinadas cada semana por violencia machista no las llore sino su entorno más cercano.

– Pero qué vamos a esperar de un país que permite que un sanador y tarotista que lidera un partido de extrema derecha en Euskadi, pretenda liberar a todos los maltratadores de las cárceles por considerar que han sido injustamente acusados por esas malvadas mujeres amparadas en la Ley contra la violencia de género. (De esto me he enterado hoy y ando especialmente indignada).

– También en este tiempo de ausencia, ha habido interesantes acontecimientos judiciales, entre otros, el polémico juicio mediático a Elpidio Silva, paradójicamente otro juez juzgado (¿recuerdan a Garzón?) por atreverse a sentar en el banquillo y enviar a la cárcel al machirulo cazador de Blesa que ha destrozado la vida a cientos de personas, con su producto estrella de “las preferentes”, hecho que viene a confirmar que en un país en el que no nos podemos fiar ni de nuestra sombra, menos debemos hacerlo de los bancos (o de la justicia, que en España está especialmente ciega últimamente).

– Parece que vivimos en un sitio donde la desmemoria, la ausencia de ética y la falta de escrúpulos campa a sus anchas, y así nos va, con corruptos en cargos políticos que no dimiten ni por equivocación y que, en ocasiones, aumentan su popularidad y sus votos una vez que son imputados, e incluso, condenados por delitos tan reiterados en nuestro suelo patrio como cohecho, prevaricación o malversación de fondos públicos, entre otros.

– Y en este contexto nos aproximamos a las elecciones europeas con una intención de voto que volvería a dar la victoria al PP, el partido que se ha encargado de desmontar el Estado de Bienestar, que nos quiere retrotraer al siglo pasado, pero muy pasado, con la anulación de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, pero no pasa nada, el voto de la derecha y la ultraderecha es inamovible… y el de la izquierda anda igual de desperdigado que siempre.

Este pasado 25 de abril se conmemoraron 40 años de la Revolución de los Claveles en nuestro vecino Portugal, a ver cuándo salimos aquí a cantar eso de: O povo é quem mais ordena o aquello de: Em cada rosto igualdade. Desgraciadamente, mucho me temo que en nuestro país no vamos a ver la igualdad ni el poder del pueblo en mucho tiempo, salvo que… alguno de los canonizados hoy obre un milagro!

(Lo siento, ando especialmente pesimista, ya lo decía el título, hastiada y estupefacta, espero que el próximo post sea más optimista, aunque no esperen muchos motivos para ello)

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